La broncoaspiración o asfixia es la aspiración accidental de líquidos o alimentos por las vías respiratorias. Se da, generalmente, en personas inconscientes, en alto grado de alicoramiento o en bebés.
Dificultad para respirar, crisis de tos, estridor (ruido al respirar), disfonía (cambios en el timbre o intensidad de la voz), cianosis (coloración amoratada de la piel) y pérdida del conocimiento son algunos de los síntomas que se presentan cuando sobreviene un vómito o regurgitación, según el portal Medlineplus. Este llega cuando la comida, cuerpos extraños como juguetes o líquidos, tales como saliva, quedan acumulados en la boca y van hacia los bronquios al momento de aspirar, obstruyendo las vías respiratorias.
Lo recomendable, en cualquier caso, es extraer el objeto o sustancia que obstruye las vías respiratorias por medio de maniobras de primeros auxilios y, dependiendo de la gravedad de la situación, acudir al médico y seguir sus indicaciones.
Las medidas de prevención en el caso de los bebés y pacientes en alto grado de embriaguez está en acostarlos boca abajo o de lado. Si se trata de niños pequeños es fundamental que los padres de familia vigilen que estos no se lleven objetos pequeños a la boca.
Por qué se da la broncoaspiración
La tráquea suele estar protegida por un pequeño pliegue de cartílago llamado epiglotis. La tráquea y el esófago comparten un orificio común en la parte posterior de la garganta y la epiglotis actúa como si fuera una tapa, cerrándose sobre la tráquea cada vez que la persona traga. Esto permite que los alimentos pasen hacia el esófago e impide que bajen por la tráquea.
Algunas veces, el objeto o alimento puede entrar en la tráquea y obstruir completamente el paso del aire. Si el flujo del aire hacia y desde los pulmones queda obstruido y el cerebro deja de recibir oxígeno, el atragantamiento se convierte en un episodio de asfixia por aspiración: una emergencia de riesgo vital.