El constante movimiento del cuerpo, sumado a una buena alimentación ayuda a fortalecer los huesos y evitar así la osteoporosis.
Los antecedentes familiares están entre los principales factores de riesgo de esta enfermedad, pero, de acuerdo con la Fundación Internacional para la Osteoporosis (IOF por sus siglas en inglés), la alimentación y la ausencia de actividad física también influyen en el desarrollo óseo durante la juventud, así como en su deterioro con el paso de los años.
A menudo la osteoporosis es señalada como una enfermedad que afecta más a las mujeres que a los hombres, sin embargo, la IOF asegura que ambos corren el riesgo de padecerla y recomienda la prevención desde la adolescencia. “Nunca es muy temprano para invertir en la salud ósea. Los huesos son tejido vivo, y el esqueleto crece continuamente desde el nacimiento hasta el final de la adolescencia, alcanzando su fuerza máxima y tamaño en la edad adulta temprana, alrededor de los 20 años”.
En esta etapa es ideal mantener una ingesta regular de vitamina D (pescados, productos a base de soya, huevos y hongos) y de calcio (leche, almendras, yogurt, espinacas), al igual que fomentar la práctica deportiva. “Se estima que un aumento del 10% de la masa ósea en los niños reduce el riesgo de una fractura relacionada a la osteoporosis durante la vida adulta en un 50%”, precisa la IOF. Le puede interesar: Frutas para organismos más saludables
Estos consejos aplican también para el cuerpo de los adultos, pero con un entrenamiento específico que fortalezca los huesos y preserve la movilidad. Por ejemplo, David Slovik, profesor de la Escuela de Medicina de Harvard recomienda ejercicios que obligan al cuerpo a trabajar contra la gravedad; estos incluyen subir escaleras, jugar tenis o bailar; también los ejercicios de equilibrio como el yoga, o de flexibilidad.