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Proteger al máximo es la meta de las vacunas

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Inmunizar a través de este mecanismo ha demostrado ser seguro frente a graves afecciones. Conozca el esquema de vacunación del país para los niños.

Asesor: Juan Manuel Alfaro
Médico endocrinólogo pediátrico

Las vacunas son necesarias para el cuidado de la población, en general, debido a que protegen contra diversas enfermedades provocadas por virus y bacterias que especialmente afectan a los infantes, pero que también pueden llegar a ser peligrosas en los adultos. “Las personas a muy temprana edad son sometidas a cargas de agentes externos que son las vacunas, para que cuando se enfrenten a las bacterias o los virus, se sepan defender”, explica Juan Manuel Alfaro, médico endocrinólogo pediátrico.

Precisa que primero se aprovecha esta población debido a que tienen una carga de señales protectoras que provienen de la mamá, pero ellas se acaban y entonces tienen que responder por sus propios medios. De hecho, esa es la razón por la cual en el primer año de vida se aplican tantas vacunas.  En el caso de los adultos la memoria inmunológica que se entrenó en la infancia tras recibir las vacunas es posible que se vuelva más frágil, por eso, tal y como dice el especialista, “se debe renovar ese recordatorio”, por dos razones: la protección ha disminuido con el transcurso de los años y porque hay variaciones dentro de los gérmenes agresores.

“El ejemplo más básico lo encontramos con la tos ferina. La vacuna no se desarrolla ni a partir de la bacteria ni de sus componentes, se utiliza un derivado que es una toxina, se transforma y se aplica al humano. Por eso, después de cierta edad, pierde la efectividad del control, por lo tanto en toda persona que atraviesa la tercera década de la vida puede tener un cuadro parecido a la tos ferina y desarrollarla. Así que la pérdida de la inmunidad es muy latente porque no usamos los componentes directos del germen como tal”, igual sucede con la de la tuberculosis, añade el especialista, en la que se utiliza “un agregado, un pedacito de la bacteria y aunque esa vacuna no quita la enfermedad al cien por ciento, sí nos evita las proyecciones graves”. Así, además de controlarla, se evitará que se propague.

Reducir riesgos de propagación

En la actualidad hay disponibles vacunas para brindar protección contra al menos 20 enfermedades diferentes, que según la Organización Mundial de la Salud, salvan cada año a tres millones de personas. Vale la pena mencionar que no solo se trata de un tema de cuidado personal, sino que también protege a los demás debido a que es una medida que reduce la propagación de las enfermedades.

Todas las vacunas que se aplican en el país deben superar rigurosas pruebas y ensayos clínicos. Además, es mucho más probable presentar complicaciones de salud por una enfermedad prevenible mediante la vacunación que por una reacción por la misma aplicación. Fiebre leve, sarpullido o dolor en el lugar de la aplicación son los efectos secundarios más comunes.

Al respecto,  Alfaro precisa que “la vacuna del sarampión, en una relación de uno en un millón, presenta una complicación cerebral grave para el niño que la recibe. No obstante, la conocemos hace décadas y no por eso dejamos de aplicarla”, añade. Lo mismo ocurre con la poliomielitis,  refiere el especialista y agrega que “independiente de la profundidad de un efecto adverso, por ninguna razón se debe omitir el uso de las vacunas”.

También es común que las vacunas desencadenen una pequeña reacción parecida a la enfermedad que se busca prevenir; tal es el caso de la varicela o la influenza. Incluso se ha hablado sobre la relación entre las vacunas y problemas de salud a largo plazo como la esclerosis múltiple, el síndrome de Guillain-Barré y otros trastornos neurológicos o motores, pero según el especialista el riesgo es mínimo y no es razón para dejarlas atrás o suspenderlas.

El esquema nacional

Para los más niños, desde recién nacidos hasta los 9 años, el Ministerio de Salud y Protección Social define le esquema de la siguiente manera:

Edad Vacuna Dosis
Recién nacido BCG (Tuberculosis) Única
Hepatitis B Recién nacido
2 meses Pentavalente (Difteria, tos ferina, tétanos, Influenza tipo B, Hepatitis B) Primera
Polio Primera
Rotavirus Primera
Neumococo Primera
4 meses Pentavalente (Difteria, tos ferina, tétanos, Influenza tipo B, Hepatitis B) Segunda
Polio Segunda
Rotavirus Segunda
Neumococo Segunda
6 meses Pentavalente (Difteria, tos ferina, tétanos – Influenza tipo B – Hepatitis B) Tercera
Polio Tercera
Influenza estacional Primera
7 meses Influenza estacional Segunda
12 meses Sarampión – Rubéola – Paperas Primera
Varicela Primera
Neumococo Refuerzo
Hepatitis A Única
18 meses Difteria, tos ferina, tétanos Primer refuerzo
Polio Primer refuerzo
Fiebre amarilla Única
5 años Difteria, tos ferina, tétanos Segundo refuerzo
Polio Segundo refuerzo
Sarampión – Rubéola – Paperas Refuerzo
Varicela Refuerzo
Niñas de 9 años Virus del Papiloma Humano (VPH) Primera: Fecha elegida

Segunda: 6 meses después

De acuerdo con el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia, el esquema de vacunación nacional cuenta con el aval de la Sociedad Colombiana de Pediatría (SCP) y la Asociación Colombiana de Infectología (ACIN), entre otras instituciones, lo que ratifica su seguridad.

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