La vasculitis es un término que se refiere a un grupo de enfermedades raras que tienen en común la inflamación de los vasos sanguíneos, entre ellos, las arterias y las venas. Hay diferentes tipos, lo que implica que sus síntomas, la gravedad y la duración de la misma, varían.
La Sociedad Americana de Reumatología (SAR) indicó que la vasculitis puede aparecer luego de la ingesta de medicamentos, que se resuelve, generalmente, cuando se retira el fármaco o se trata la infección. Sin embargo, hay vasculitis primarias o sistémicas que no son curables, aunque sí tratables.
Para detectar oportunamente esta enfermedad es importante que la persona identifique los síntomas más frecuentes que van desde fiebre y pérdida de peso sin explicación, brote en la piel, calambres con pérdida de la fuerza o de la sensibilidad, sangrado nasal -por las orejas o secreción- tos y dificultad para respirar con expectoración sanguinolenta e hinchazón de las piernas o de los párpados y orina espumosa o de poco volumen.
Vasculitis en adultos
La patología es más común en adultos de mediana edad, aunque, según los especialistas, podría presentarse en cualquier momento de la vida. El problema está en que, generalmente, no es diagnosticada oportunamente.
De acuerdo con la SAR, muchas veces los pacientes llegan en estado crítico a donde el especialista y en otros casos fallecen sin recibir un diagnóstico. Por esta razón, es clave sospechar y consultar a un reumatólogo cuando hay compromiso simultáneo de varios órganos y no se ha encontrado ninguna explicación, pues un diagnóstico temprano facilita el inicio del tratamiento oportuno que evitará el daño o afectación de la función de órganos vitales.
Cuando los resultados del examen físico son anormales, el médico puede ordenar al paciente la realización de pruebas de laboratorio. Las más comunes son un análisis de sangre, una biopsia o una angiografía de rayos X para detectar anomalías en los vasos sanguíneos.