Regular la sal en tu alimentación mejora las funciones básicas de tu organismo. Descubre cómo te puede afectar el alto consumo de sodio.
La sal o cloruro de sodio es uno de los ingredientes fundamentales en las comidas porque permite acentuar el sabor de los alimentos. Además, es esencial para que nuestro cuerpo realice sus funciones básicas. Regula la cantidad de agua en el organismo, equilibra los líquidos corporales y ayuda a la respuesta correcta de los músculos, entre otros.
Este mineral es vital para nuestra alimentación, pero su exceso también puede ser un riesgo para la salud. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, su consumo sin moderación provoca hipertensión arterial, la causa de muerte de 9,4 millones de personas al año en el mundo.
El riesgo de padecer esta condición aumenta la probabilidad de tener accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca e infartos. El corazón y el hígado son dos de los órganos más comprometidos cuando no se regula el sodio en la alimentación.
Una dieta basada en un alto consumo de sodio también afecta el funcionamiento de los riñones, por lo que se pueden provocar hinchazones en distintas partes del cuerpo. Esto debido a la retención de líquidos que provoca.
La necesidad de tomar mucha agua es otro de los síntomas, por consiguiente las ganas de orinar son más frecuentes porque el cuerpo necesita equilibrar entre el agua y el sodio. A su vez, las constantes idas al baño llevan a una expulsión de las reservas de calcio y se causa debilidad en los dientes y huesos.
La idea no es eliminar de tu dieta la sal, sino saber utilizar las cantidades indicadas para que tus comidas sepan mejor y tu salud esté en un buen estado.
Otras afectaciones
- Resequedad en los labios
- Malestar estomacal
- Irritabilidad
- Daños en el sistema nervioso
Recomendaciones
- Sazona los alimentos con hierbas o especias.
- Come más alimentos ricos en potasio.
- Revisa el etiquetado nutricional.
1,500 mg
al día de sodio recomienda la OMS.