Vivir un hecho traumático puede desencadenar consecuencias negativas de efecto prolongado que se traducen en un Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT). Su diagnóstico es el primer paso para sentirse mejor.
Los síntomas del TEPT se empiezan a manifestar tres meses después de un evento traumático como desastres naturales, ataques violentos, accidentes, muerte o enfermedad de un ser querido; pero según la National Alliance on Mental Illness – NAMI (Alianza Nacional de Enfermedad Mental) también pueden aparecer muchos años después de experimentar el suceso y para que sean diagnosticados como TEPT deben durar más de un mes.
Por lo general, quien sufre un evento de tal complejidad tiene dificultades en pedir ayuda porque cree que simplemente debe superar la experiencia; sin embargo, cada persona reacciona de manera diferente y lo que unos pueden superar con facilidad, para otros puede tener efectos negativos en su vida, así que el acompañamiento, el amor, la comprensión y el respeto por el sentir del otro son vitales en el tratamiento.
Algunos de las señales a reconocer son los recuerdos intrusivos que repiten el suceso una y otra vez en la cabeza, evitar ciertos lugares u objetos que evoquen un hecho traumático, la disociación, sentir que el mundo “no es real”, sobresaltarse con facilidad, sentir muchos nervios, trastornos del sueño y arranques de enojo. En los niños se manifiestan rabietas extremas, excesiva dependencia de los adultos, pérdida del habla y representación de situaciones atemorizantes durante el juego, afirma NAMI.
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