La fobia social es un tipo de ansiedad que pueden padecer los niños y que se caracteriza por el temor intenso ante una interacción social. Identificarla es importante.
Asesora: Paula Duque
Psiquiatra de niños y adolescentes
Si un infante padece fobia social siente tanto temor que no consigue disfrutar de la vida o desempeñarse como otros de su edad. Es decir, no puede controlar su temor de estar con otras personas. De acuerdo con el portal KidsHealth, esa sensación puede aparecer en determinadas situaciones cotidianas como exponer en público en el colegio, leer una reseña de un libro en clase o asistir a una fiesta.
Según Paula Duque, psiquiatra de niños y adolescentes del Hospital San Vicente Fundación, para definir una situación como fobia social se deben cumplir ciertos criterios. “Para diagnosticarlo, el caso se debe dar entre los mismos pares, es decir, con personas de la misma edad y no solo con adultos porque el temor a los adultos es algo natural. Por ejemplo, miedo al mantener una conversación con amigos, al reunirse con personas extrañas, ser observados, comer y actuar delante de otras personas cuando hablan de un tema. Esto se da principalmente por el temor a ser evaluados negativamente o juzgados”.
Esta fobia puede influir en las dificultades de aprendizaje y atención, por lo que es muy importante acompañar en todo momento a quienes la padecen. Según la especialista, “en los niños menores de siete años se puede presentar llanto antes de las interacciones sociales, quedarse paralizados o con temor de interactuar con el otro; dolor abdominal o dolor de cabeza son comunes, así como también pueden aferrarse fuerte a alguien. En los niños mayores se ven más tensos, se ruborizan; se caracteriza porque evitan situaciones sociales con miedo y ansiedad intensa, por lo que se resisten a ir fiestas o al colegio”.
Seguridad y cuidado
Es importante que los niños reciban seguridad y confianza. “Decirles que los padres están ahí para acompañarlos y cuidarlos todo el tiempo, pero a medida que el niño va creciendo es necesario que los padres le hablen con claridad y decirles que entienden todo lo que expresan, o cosas como: ‘cuando tenía tu edad también me daba temor y vamos a superarlo juntos’.
Los padres modelan el comportamiento de sus hijos; por eso, si ven a un papá ansioso, se va a sentir igual porque ve el mundo inseguro”, precisa Duque. También es indispensable ayudarle al niño a poner sus sentimientos en palabras, que cuente qué le está preocupando y promover que prueben cosas nuevas: actividades deportivas, artísticas, lúdicas.
Los casos de fobia social en la actualidad no son ajenos a la pandemia y guardan relación debido a que los colegios no solo brindan conocimientos académicos, sino que también apoyan emocional y socialmente tanto a los estudiantes como a las familias. El confinamiento pudo afectar los síntomas emocionales de los menores, aumentar los cuadros de fobia social ante la falta de exposición y contacto por el encierro. Por eso es importante acudir a citas de psicología o psiquiatría cuando la ansiedad o el temor causan alteraciones en el funcionamiento escolar, personal o familiar.
Fortalecer la autoestima
Es común que aquellos que refieren síntomas de fobia social sean víctimas del bullying o matoneo. Por ello es vital fortalecer su autoestima por medio de buenos tratos y vínculos familiares, esto con el objetivo de brindarles habilidades para enfrentar situaciones adversas.
En este sentido la psiquiatra advierte que es necesario una figura de autoridad que pueda ayudar en esos espacios, ya sea un profesor, un tutor o un responsable, porque el objetivo es que todos los espacios, desde colegios, escuelas o clases extracurriculares tengan un plan de acción para estos casos. “Si el niño advierte ser víctima de bullying, se deben activar las medidas. Además, es fundamental fortalecer las habilidades sociales en ellos; en este caso es muy útil acudir a citas de psicología porque eso los va a ayudar a mejorar las habilidades sociales y desde casa los podemos apoyar promoviendo que estén en actividades extracurriculares, deportivas o lúdicas”, relata la especialista. Añade que es crucial la protección en redes sociales, a no compartir imágenes o temas sensibles, ni a hablar con extraños. Estar alerta al cibermatoneo en redes también cuenta por las exigencias del entorno virtual.
Conversar es la solución.
El tratamiento más común incluye el asesoramiento psicológico. En algunos casos se puede combinar con medicamentos. Antes se debe consultar.
Preparar la interacción
1. La psiquiatra Paula Duque destaca algunas acciones que se pueden implementar para apoyarlos al momento de relacionarse o socializar.
2. Los papás deben fomentar el juego de roles y ensayar de forma lúdica el reto que va a asumir. Preguntarle siempre al menor cómo se siente, qué le da miedo y cómo puede comunicar ese miedo a los demás.
3. Hablar sobre el autocuidado también es importante: mantener el distanciamiento social, uso del tapabocas y el constante lavado de manos.
4. Poner límites en su uso en las pantallas y herramientas digitales.
5. Se recomienda hablar con el niño acerca del día pues a veces no son buenos para expresar. Acá la recomendación es que ellos puedan hacer un diario con dibujos de cómo fue el día con caras y expresiones.
6. Los ejercicios de respiración profunda siempre serán útiles porque ayudan a la relajación.
7. Al llegar del colegio, los padres deben compartir con sus hijos por medio de juegos.
8. Hacer una “caja de los besos” con una foto de la familia y decirle que se la lleve para el colegio y la use cuando sienta que le hacen falta y al abrirla sepa que los besos de todos van a estar ahí. Así podrá saber que su familia va a estar siempre en su casa cuando regrese, para darle confianza y seguridad.
9. Cuando los niños están más grandes simplemente se trata de conversar para explicar que todo va a estar bien y que trate de exponer en palabras sus emociones y sus angustias.