¿Cómo afecta el consumo de alcohol a los menores de edad?

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Aunque “solo sea un traguito”, no debería dejar que un niño o adolescente beba, ya que salud física y emocional pueden verse comprometidas.

El consumo de alcohol no es solo un problema que afecte a la población adulta. Su popularidad entre los jóvenes es común, lo que puede tener serias consecuencias. Según el Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo, solo en EE.UU. los menores desde los 12 hasta los 20 años consumen un 4% de todo el alcohol que se comercializa en el país.

Un dato alarmante si se tiene en cuenta sus consecuencias, una de las más serias son los daños irreversibles a las células cerebrales. De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE.UU., estas desencadenan problemas de comportamiento, de memoria, de comportamiento y de juicio. Además de que se crea un mayor riesgo de depresión, ansiedad y baja autoestima. Incluso se pueden cambiar las hormonas del cuerpo, entorpeciendo el normal crecimiento y la pubertad.

Gina Paola Díaz, trabajadora social y especialista en prevención del consumo de sustancias psicoactivas de la Dirección de Niñez y Adolescencia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), explica que hasta el solo hecho de ofrecerle licor a un menor de edad es ilegal y constituye una vulneración tan grave como el maltrato físico. “El alcohol genera consecuencias negativas a nivel biológico, psicológico y emocional. Por lo tanto, es una forma de ejercer violencia hacia los niños y los adolescentes y una vulneración a sus derechos”, afirma.

Un estudio de la Corporación Nuevos Rumbos, que analiza el consumo de alcohol en menores de 18 años en Colombia, determinó que el consumo de licor en niños desde los 14 años los hace 10 veces más propensos a desarrollar dependencia al mismo o a otras adicciones al llegar a la adultez, como el uso de sustancias psicoactivas.

¿Cómo prevenirlo?

Si su hijo o un menor de edad cercano se encuentra en esta situación, la Clínica Mayo ofrece algunas recomendaciones para hablar sobre el tema de manera asertiva:

  • Averigüe cuál es el punto de vista del menor y qué piensa sobre beber. Si le resulta interesante, pregúntele por qué.
  • Explique al adolescente que el consumo de alcohol, aunque pueda hacerlo sentir feliz momentáneamente, es un depresivo que puede causar tristeza e ira.
  • Sea claro frente a los riesgos y daños físicos y emocionales que causa el consumo de alcohol. Si tiene antecedentes familiares de alcoholismo sea honesto y utilícelo como ejemplo.
  • Haga una lluvia de ideas con su hijo sobre cómo responder a las ofertas de alcohol y prepáralo para resistir la presión de grupo para forzarlo a beber.
  • Su hijo adolescente podría preguntarle si usted bebió cuando era menor de edad. Si lo hizo, podría admitir un momento doloroso relacionado con la bebida.

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