La tristeza es un sentimiento inherente a la experiencia humana. Sin embargo, cuando se trata de un desaliento profundo o un sentimiento de vacío, que genera un malestar o deterioro clínicamente significativo puede tratarse de un trastorno mental.
La depresión se ha convertido en uno de los problemas más comunes de la sociedad. Para el Instituto de Medicina (EGR) en España, esta es una enfermedad ligada a ciertas causas, como por ejemplo:
Factores ambientales. Los acontecimientos vitales estresantes (duelo, ruina económica, pérdidas debidas a una catástrofe natural, una enfermedad o discapacidad grave) pueden convertirse en precipitantes para los trastornos depresivos.
En muchos casos, el estado de desánimo puede disminuir de intensidad en días o semanas y producirse en oleadas que tienden a asociarse a pensamientos o recuerdos específicos.
Igualmente, el autoestima por lo general se conserva, mientras que en un cuadro depresivo son frecuentes los sentimientos de no valer para nada y de desprecio por uno mismo. En todo esto, será crucial el criterio clínico, basado en la historia del individuo y en las normas culturales para la expresión del malestar en el contexto de la pérdida.
Factores genéticos y fisiológicos. La presencia de trastornos depresivos en los familiares de primer grado hace que exista un riesgo de dos a cuatro veces mayor que el de la población general, especialmente en las presentaciones de inicio temprano y recurrentes. La heredabilidad es de aproximadamente el 40%, y los rasgos neuróticos de la personalidad cuentan en proporción considerable para esta asociación genética.
La presencia de otros trastornos puede aumentar el riesgo de que un sujeto desarrolle depresión. Entre ellos están el consumo de sustancias, la ansiedad y el trastorno límite de la personalidad. Asimismo, las enfermedades médicas crónicas o discapacitantes (la diabetes, la obesidad mórbida y la patología cardiovascular) también pueden aumentar el riesgo.
Síntomas frecuentes de una persona que padece depresión:
- Poco apetito o sobrealimentación
- Insomnio o hipersomnia
- Poca energía o fatiga
- Baja autoestima
- Falta de concentración o dificultad para tomar decisiones
- Sentimientos de desesperanza
Tenga en cuenta: la tristeza y la depresión son dos aspectos diferentes, es importante asumir la depresión como una enfermedad, y la ayuda psiquiátrica es fundamental.
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