Confianza para enfrentar dudas

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En una relación de pareja sana, la confianza es un valor fundamental. Se basa en el diálogo y en acciones que demuestren compromiso con el otro.

Asesora: Catalina Londoño Suárez
Psicóloga, magíster en Terapia Familiar

No surge de la nada ni llega como por arte de magia. La confianza se construye. Desde que todo comienza, en la etapa del enamoramiento, la pareja debe hablar con honestidad sobre lo que es importante para cada uno, de los valores que fundamentan su vida y de la relación que desean. Deben, en realidad, conocerse.

Para edificar confianza las acciones son vitales. “Debo ver conductas en el otro que me hagan considerar que sí puedo confiar en él o ella. Hay personas que dicen: ‘es que llevamos siete meses y no conozco a la familia o es que no lo puedo llamar en la noche’. O el otro, a veces, empieza a tener unas conductas que, si los dos ya han conversado que son una pareja, hacen pensar que algo está pasando. Por eso es importante que se valide con los actos lo que se conversa”, afirma la psicóloga Catalina Londoño Suárez.

Confianza para hablar de los propios temores, de lo que no les gusta o consideran una falta de respeto, explica la magíster en Terapia Familiar; también para poner sobre la mesa los temas complejos, “porque si no tengo esa confianza con mi pareja no llegaré a esa intimidad de poderme abrir del todo: que me conozca como soy y que yo lo conozca como es”.

Hay temas que pueden generar conversaciones difíciles, como aquellas relacionadas con el dinero, el sexo y la familia. “Y que pensamos, por lo general, que es mejor no hablarlos, porque nos enseñaron a guardar, a callar y a hacernos los locos, como una forma de resolver las dificultades”.

También hablar de los ex y de la relación que se tiene con ellos es un tema que muchos prefieren evitar. Aclara la terapeuta que cuando se trata de un ex con el que se estuvo casado o se tuvieron hijos es complicado no seguir compartiendo lazos y asuntos de diversa índole. Sin embargo, cuando el caso se da con esos ex a quienes no ha sido posible dejar atrás, insiste Catalina Londoño Suárez, conversar con la pareja actual y tener muy claros los fundamentos de su relación, son elementos que cobran relevancia.

“Siempre debo ponerme en el lugar del otro. Si a mí no me gustaría experimentar una situación, llámese ex o cualquiera que me incomode, por qué hacérsela al otro. Si mi pareja se siente mal porque estoy llamando mucho a un exnovio, puedo evitarlo. Ahí está la confianza, al plantear lo que me incomoda o hablar de las dudas que estoy teniendo”.

Cerrar ciclos

Cuando se rompe con una persona, también se termina con su familia y una serie de rutinas, y para algunos el duelo puede ser más complejo y lento, pero como en otros procesos de la vida, es importante realizar un cierre adecuado.

“Cualquier persona llega a la vida de uno para enseñarle algo. Si yo hago mi trabajo individual, con un terapeuta o con una persona que considere que me pueda escuchar, y sano esas heridas que tuve o el dolor que pude tener con mi pareja anterior, voy a llegar con más claridad a la otra relación para no repetir los errores que cometí antes. Llego fortalecido y capaz de asumir conversaciones difíciles con mayor tranquilidad”, manifiesta la psicóloga Catalina Londoño.

Las parejas son diferentes, por eso, no hay una fórmula establecida que pueda aplicarse para tener un vínculo basado en la confianza, pero si hay seguridad en la relación que construyeron, en el amor que se profesan y en lo que han proyectado juntos estarán más conectados y podrán compartir espacios para conversar sobre sus sentimientos y para resolver las dificultades, y así evitar abrir la puerta a situaciones que los dañen.

¿Cómo resolver conversaciones complejas?

  • Elegir el momento. No es cuando están más cansados, irritados o distraídos. Es importante destinar espacios periódicos para sostener reales conversaciones de pareja y poder abrir el corazón al otro, sin reclamos, quejas ni desprecios.
  • Quitarse las prevenciones. Despojarse de frases como “para qué le hablo si no pasará nada o yo sé cómo me va a responder”. Considerar al otro como un compañero en el camino elegido y a la pareja como un equipo.
  • Tú, yo, nosotros. Entender la relación de pareja bajo la luz de esta triada. Generalmente, se pelea por el tú o por el yo. Pero si se ponen las dificultades en un tercero, que es la relación, se trabajará por su bienestar.
  • Cambiar el lenguaje. Empezar la conversación con asuntos positivos. Hablarle al otro pensando siempre cuál es el resultado que quiero obtener: estar bien, que la relación evolucione o que haya acciones de mejora.

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