Poner un énfasis desproporcionado en el peso de los niños puede causar más problemas que soluciones a largo plazo.
Algunas personas consideran que un cuerpo delgado es sinónimo de vitalidad y salud, mientras que uno de mayores proporciones es malo, carece de energía y es propenso a padecer varias enfermedades. Tal y como destacan las docentes e investigadoras de la Universidad de Oregon Nichole Kelly, Elizabeth Budd y Nicole Giuliani, en artículo publicado por The Conversation, enfocarse demasiado en el peso de los niños afecta su bienestar, pues la actividad física, los buenos hábitos alimenticios y el apoyo emocional son más importantes que el índice de masa corporal.
Ellas consideran que poner un énfasis desproporcionado en sus cuerpos genera inconvenientes por dos razones. La primera, porque aunque el índice de masa corporal (IMC) es un factor de riesgo útil para diagnosticar enfermedades crónicas, no es el más importante en términos de salud. Además, evaluar constantemente este porcentaje termina siendo estresante y agotador.
Por otra parte, ese enfoque exagerado refuerza el sesgo del peso, el cual repercute en discriminación, acoso y burlas recurrentes entre los jóvenes. Estos comentarios están relacionados con trastornos alimenticios, bajo rendimiento académico e incluso depresión. Además, tal y como recuerda el portal kidshealth.org, es normal que dos personas de la misma edad y estatura presenten pesos distintos, debido a que todos los seres humanos se desarrollan en momentos diferentes y producen hormonas que provocan cambios físicos. Sumado a esto, las personas tienen diferentes constituciones, algunas delgadas, otras musculosas u otras pequeñas. Es por esto que más allá de lo que indique la balanza o el IMC, es necesario analizar todo el contexto.
Consejos y recomendaciones
Por eso, para reducir el énfasis en el peso de los menores y apoyar la salud física y emocional de los niños, las profesoras recuerdan algunos consejos convenientes:
- Cuide el lenguaje: palabras como «gordo», «sobrepeso» u «obeso» son términos estigmatizantes al momento de hablar del tamaño corporal.
- Promueva hábitos saludables: más allá de dietas milagrosas, interminables jornadas de ejercicio o medicamentos para bajar de peso, la recomendación es centrarse en los comportamientos saludables con metas realistas. El reto es desarrollar y establecer actividades físicas y buenos hábitos de alimentación para mejorar el estado de ánimo y reducir el riesgo de enfermedades.
- Abogue contra la discriminación: es importante que el peso corporal haga parte de las políticas contra el acoso escolar, pues es uno de los motivos de burla más comunes en la sociedad actual. En algunos casos es necesaria la intervención de un especialista para trabajar la salud mental de los niños.
- Cree conciencia sobre el consumo en redes sociales: los padres pueden fomentar el consumo de contenido útil. Más allá de interactuar en redes donde se publican fotografías, las cuales están más relacionadas con los síntomas de trastornos alimentarios, los jóvenes pueden seguir a personas influyentes que los inspiren y no se centren en la apariencia.
Lea también: Diez mitos alrededor del trastorno por déficit de atención e hiperactividad