Una nueva investigación sugiere que algunos alimentos etiquetados como “saludables” pueden tener niveles ocultos altos de azúcar.
«Cuando las personas piensan que algo es saludable no lo procesan mucho psicológicamente y por tanto los factores fisiológicos se imponen», dijo la investigadora Naomi Mandel, profesora de la U. Estatal de Arizona. «Pero cuando creen que algo no es saludable, pueden superar sus impulsos físicos», agrega.
Para realizar el estudio, un grupo de académicos creó dos tipos de batidos que sabían igual y contenían la misma cantidad de proteínas y calorías. Un batido contenía un nivel alto de azúcar y poca grasa, mientras que el otro tenía poca azúcar y mucha grasa. Unos fueron etiquetados como «vida saludable» y otros tenían la de «complacientes», con información que mostraba un nivel alto de grasa, azúcar y calorías.
La primera fase del experimento contó con 76 estudiantes universitarios a los que se dio al azar un batido y luego les dieron papas fritas como refrigerio. Tal y como se anticipó, los estudiantes que tomaron el batido con más azúcar comieron más papas fritas.
En la segunda fase, los investigadores exploraron la percepción de los participantes con respecto a las etiquetas. Así fue como los batidos con y sin azúcar se dieron aleatoriamente a otro grupo de 193 estudiantes. Las personas que bebieron un batido con mucha azúcar y etiquetado como «complaciente» comieron la cantidad más baja de papas fritas, incluso menos que las personas que tomaron batidos con poca azúcar etiquetados como «saludables» o «complacientes».
«Las etiquetas son importantes cuando las personas creen que algo es saludable, porque piensan que eso les da permiso para comer otros alimentos que quizá no sean tan saludables».
El estudio recomienda a las personas a que lean la etiqueta de los datos nutricionales y la lista de ingredientes que aparecen en el envase de los alimentos y que decidan por sí mismos si un producto es saludable o no.