Problemas físicos y mentales pueden hacer que un adulto mayor se alimente peor y esté expuesto a la desnutrición. Así puede ayudar a mitigar ese riesgo.
Con la edad, surgen muchas complicaciones de salud que pueden interferir con la buena alimentación de una persona. Por eso, de acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU., hay un gran riesgo de desnutrición para los adultos mayores, lo cual puede representar un grave problema de salud.
Según la Clínica Mayo, la mala alimentación en la adultez ayuda a debilitar el sistema inmunitario, aumentar el riesgo de infecciones, impedir la recuperación correcta de las heridas, mermar la masa muscular y la masa ósea y aumentar el riesgo de hospitalización, en general.
Y aunque se pueda creer que esta condición solo se da por la falta de alimentos, por condiciones de pobreza o por llevar una dieta carente de nutrientes, «en realidad, la desnutrición es causada a menudo por una combinación de problemas físicos, sociales y psicológicos», dice un informe de la Clínica.
Algunos de ellos son: cambios en el gusto y el apetito que hace más difícil disfrutar de la comida; ingesta de medicamentos que afectan el apetito; restricciones dietéticas por la edad; problemas de demencia que pueden hacer olvidar comer; enfermedades que dificultan masticar o tragar; o malos hábitos como el alcoholismo, por mencionar algunos.
Al respecto, estas son algunas recomendaciones que un hijo o un cuidador de un adulto mayor podría tener en cuenta para cuidar su salud nutricional:
- Mantenga un registro semanal o mensual de su peso y observe cambios.
- Anote qué tipos de alimentos se comen y en qué cantidad.
- Visítelo durante la hora de comer o invite al adulto mayor a comer a su casa ocasionalmente.
- Planifique las comidas con alimentos ricos en nutrientes que incluyan una variedad de frutas y vegetales frescos, cereales integrales, pescado y carnes sin grasa.
- Use bebidas nutritivas o suplementos proteínicos para ayudar con la ingesta de calorías.
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