Un estudio de la Universidad de Oxford concluye que los fumadores que van reduciendo gradualmente su dosis de nicotina fracasan más en su objetivo, que los que optan por abandonarlo totalmente.
Para llegar a esta conclusión se reclutó a 697 personas que deseaban dejar este hábito y se les dividió en dos grupos: el primero dejó el cigarrillo en una fecha estipulada, el segundo disminuyó progresivamente el número de cigarrillos consumidos.
A las cuatro semanas de dejar el tabaco, el 39% de los que lo habían dejado de raíz, se mantenían libres del vicio, frente al 49% que lo había cortado de manera abrupta.
Según la investigación, quienes dejan el tabaco poco a poco se enfrentan a dos retos: abandonar su costumbre e ir cumpliendo los objetivos graduales de disminución. Los que lo cortan de raíz se enfrentan a mantener su posición. (Le puede interesar: Es posible decirle No al cigarrillo)
En cualquier caso, sea o no más certera la primera, que la segunda decisión, advierte, “es mejor reducir las dosis que no hacer nada”.
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