Esta inflamación del tejido mamario no significa el fin de la lactancia. Por el contrario, continuar con la alimentación del bebé es una buena opción para tratarla.
Aunque es un poco dolorosa, la mastitis no desencadena problemas graves de salud para la madre y el bebé. Usualmente, la inflamación es causada por una bacteria que ingresa al seno a través de una grieta en la piel del pezón o una abertura en el conducto mamario y al tener contacto con otras bacterias que se encuentran en la leche provoca una infección.
De acuerdo con la Clínica Mayo mantener la labor de amamantar o extraer la leche con un aparato especializado, incluso mientras se toman antibióticos para disminuir la fiebre y la hinchazón, es la mejor forma de acelerar la recuperación, pues al vaciar los senos se alivia la presión generada por el almacenamiento. Este proceso no compromete la salud del pequeño puesto que no hay riesgo de contagio a través de la leche materna. Una forma de minimizar las probabilidades de padecer de mastitis es permitir que el bebé vacíe por completo uno de los senos antes de de pasar al otro.
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