Aunque la evidencia científica no ha mostrado ningún efecto negativo del uso de mascarillas, continúan los estudios sobre sus posibles implicaciones para el organismo.
A pesar de los avances en el plan de vacunación nacional, aún es necesario cumplir con las medidas de protección personal porque los escenarios de mayor posibilidad de transmisión del virus son los contactos estrechos y los espacios cerrados. Recientemente un estudio ha tratado de determinar la relación e impacto del uso de las mascarillas con la cantidad de oxígeno que llega al cerebro.
Para ello, los investigadores Jonas Fischer y Lisa Kobayashi Frisk,del Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO), bajo el liderazgo del profesor Turgut Durduran, se unieron con el Hospital Universitario de Zúrich (Suiza) y el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau en Barcelona, y evaluaron la oxigenación de la microvasculatura cerebral y la hemodinámica, es decir, la parte de la biofísica que estudia la dinámica de la sangre de personas saludables.
Los participantes del estudio debían leer un artículo científico, primero sin tapabocas y después con él puesto, mientras los investigadores medían el flujo sanguíneo, la oxigenación y el metabolismo del oxígeno en el cerebro por medio de dos sondas ubicadas en la frente. Además, registraron otros valores como el ritmo cardíaco, la respiración y la cantidad de oxígeno y dióxido de carbono.
Los resultados publicados en la revista PNAS arrojaron pequeñas variaciones en las cantidades de oxígeno del cerebro y en el flujo sanguíneo cerebral, pero no presentaron modificaciones en los niveles corporales de oxígeno y dióxido de carbono.
La conclusión es que estos cambios que se evidenciaron son comparables con los que producen otras actividades cotidianas como escuchar algún sonido o atarse los cordones de los zapatos, por lo que sigue sin demostrarse un posible efecto adverso en el uso de estas herramientas.
Otros mitos sobre su uso
Las doctoras Kimberly Dickinson y Theresa Guilbert, en el portal healthychildren.org recuerdan otros mitos que han surgido alrededor del uso del tapabocas tales como:
- Atrapan el dióxido de carbono (CO2) que expulsamos al respirar: falso. El CO2 se libera en el aire al exhalar o al hablar. Las moléculas de CO2 son tan pequeñas que pasan fácilmente a través de las mascarillas de cualquier material a diferencias de las gotículas que transmiten el virus.
- Debilitan el sistema inmunitario: es algo relacionado con someter el cuerpo a estrés, pero no está relacionado.
- Dificulta la respiración: es algo incorrecto debido a que están hechas de materiales respirables que no bloquean la circulación de oxígeno, incluso para las personas con afecciones respiratorias.
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