Para evitar desarrollar diabetes es importante revisar las alertas y aprender a identificar el azúcar añadido en alimentos.
Asesor: Óscar Rosero
Médico endocrinólogo, adscrito a Coomeva Medicina Prepagada
Si al volver a sus chequeos habituales en la revisión con el médico, encuentra que sus niveles de azúcar en sangre están elevados es hora de hacer un alto en el camino y revisar. Primero una distinción: la diabetes ocurre cuando el indicador de azúcar en sangre en ayunas está por encima de 126 mg/dl (o luego de una comida por encima de 200 mg/dl).
No obstante, existe un número de pacientes que tienen glicemia en la sangre entre 120 y 126 mg/dl, o entre 140 y 200 mg/dl, y “en ese rango empiezan a presentar complicaciones de índole cardiovascular y otras metabólicas, con lo cual es un llamado de atención y se requiere intervención. Lo que dice la evidencia es que si no se hace nada, la diabetes aparecerá en un lapso de 5 a 10 años”.
La buena noticia y lo clave, dice el especialista Rosero, es que si mejora la alimentación y se hace alguna actividad física es muy probable que pare la progresión, e “incluso eche reversa, porque al poner a descansar el páncreas vuelve a trabajar cómo debe”.
Alimentación es clave
El azúcar es uno de los “cocos” para quien vive este proceso: ¿debe consumirse o eliminarse del todo?, ¿cuándo se necesita? Lo primero es diferenciar. La glucosa de origen natural que se obtiene de alimentos que no han sido procesados, como por ejemplo, las frutas, es clave para el buen funcionamiento de los diferentes órganos, entre ellos el cerebro.
Otra historia se cuenta con el azúcar refinada, que en palabras del médico Rosero, “no es un alimento; es un condimento con un costo metabólico muy alto porque nuestro cuerpo no está preparado para asimilar azúcares añadidos; de hecho ellos aparecieron en la humanidad tan solo hace 600 años”.
Lo que ha sucedido es que los mecanismos de bienestar que se activan cuando consumimos productos dulces se ve sobrepasado por la gran cantidad de azúcar añadida que contienen en la actualidad los alimentos, en especial los ultraprocesados, que agregan sabor. Para saber esto es preciso ir a la etiqueta y ver que se incluyen derivados del azúcar en sus múltiples modalidades (jarabe de maíz, sacarosa, dextrosa, entre otros). “Ningún ser humano debe aceptar el consumo de los ultraprocesados como algo que forma parte de la esencia de su alimentación”
¿Qué tal darle una pausa al sistema digestivo?
El ayuno intermitente es una opción que se está investigando, aunque la práctica no es ajena al ser humano, es un asunto milenario. ¿Cómo puede abordarse como una opción terapéutica? Para el médico endocrinólogo Óscar Rosero, es una herramienta adicional en el caso de la prediabetes, pero “no puede reemplazar un modelo de alimentación consciente lejos de ultraprocesados, porque si hago ayuno pero en las ventanas de alimentación no escojo bien los alimentos, entonces no impacto mi parte metabólica”.
El ayuno o fasting, como se denomina no debe entenderse como saltarse el desayuno, por ejemplo, porque en una persona con prediabetes, esto significa llegar al almuerzo con una carga de insulina alta; mejor, evitar consumir alimentos en la noche: “el día se hizo para comer y la noche para descansar”. Otra de las claves es la actividad física. Se puede empezar con una caminata de 20 minutos e ir escogiendo la mejor opción, pero hacerlo porque esto ayuda al metabolismo de la glucosa en el sistema muscular.