Una pesadilla es un mal sueño. Puede hacerle sentir a los niños, sobre todo, ansiedad o desconcierto, pero es importante recordarles que las pesadillas no son reales ni pueden hacer daño.
El portal KidsHealt, indica que cuando se duerme el cerebro no se apaga, sino que sigue funcionando, atravesando diversas fases de sueño, incluyendo el sueño MOR (movimientos oculares rápidos), etapa en la que los ojos se mueven de un lado a otro debajo de los párpados. Es en esta cuando las personas tienen sueños que a veces son aterradores o inquietantes.
La Biblioteca Nacional de Estados Unidos explica que las pesadillas generalmente comienzan antes de los 10 años y casi siempre se consideran una parte normal de la infancia. Pueden desencadenarse por hechos aparentemente rutinarios y pueden continuar hasta la edad adulta como una forma en la que el cerebro maneja las tensiones y temores de la vida cotidiana.
Las pesadillas se pueden desencadenar por:
- Un nuevo fármaco recetado por el médico.
- Abstinencia alcohólica de manera abrupta.
- Tomar demasiado alcohol.
- Comer justo antes de ir a la cama.
- Drogas alucinógenas.
- Enfermedad con fiebre.
- Medicamentos o ayudas para dormir de venta libre.
- Suspensión de ciertos fármacos como somníferos u opiáceos para el dolor.
Practicar una buena higiene del sueño puede ayudar a prevenirlas. Para esto es recomendable acostarse y despertarse a la misma hora, así como evitar el uso prolongado de tranquilizantes, al igual que la cafeína y otros estimulantes.