Asumir una vida en pareja no es fácil. Esa decisión tan personal, que nace del amor, a veces está rodeada de miedo y ansiedad.
Asesores: Alejandro Ibarra, psicoterapeuta de pareja
Jordi Duque, coach de vida
El miedo al compromiso, como indica Alejandro Ibarra, psicoterapeuta de pareja, es principalmente un temor a perder la autonomía e independencia, que caracterizan a una persona. Algo que no tendría porqué suceder en una relación, pero que se asume al ser un aspecto desconocido, al tener una concepción diferente de las relaciones amorosas o al haber vivido una mala experiencia. “A las personas contemporáneas perder la individualidad les parece demasiado costoso y ven el hecho de vincularse como una amenaza, porque sienten que eso implicaría dejar de ser para poder ser con el otro”, expresa el especialista.
Para disminuir este temor es primordial tener claro cómo concibe o entiende las relaciones de pareja para así saber qué es lo que espera de ellas. Luego, debe identificar cómo participa de su relación o cómo lo ha hecho en las anteriores, a qué está dispuesto y a qué no. Finalmente, hay que preguntarse por las dificultades —inevitables— que conlleva convivir con alguien, lo negativo, las peleas, los problemas y cómo los resuelve. “Los procesos psicoterapéuticos plantean un espacio donde el sujeto se puede interrogar acerca de cómo entiende las relaciones de pareja, qué ve ahí y qué significa para él eso, porque puede significar un deber, una necesidad o una posibilidad de crecer y compartir con alguien”, añade Ibarra.
También está el otro lado de la moneda, ¿qué hacer si es mi pareja quien teme comprometerse? Alejandro Ibarra argumenta que lo primordial es el diálogo y a través de este informar cómo entienden ambos los vínculos, qué es cierto y qué no y generar acuerdos como pareja. “En la claridad del contrato de la relación es que uno le baja la prevención y el miedo al otro. La gente tiene un montón de imaginarios sobre lo que implica comprometerse”, concluye.
Pero así como existe el miedo a comprometerse en una relación de pareja, lo hay para otros contextos en la vida como el laboral, familiar o personal.
Todo empieza con uno
El compromiso implica una responsabilidad con el otro, que puede ser un ser humano, una organización, una comunidad o consigo mismo. Así es como Jordi Duque, coach de vida, define este término que a veces atemoriza. “Todo tiene que ver con la personalidad, cuando tú tienes un compromiso, una inspiración, un deber ser contigo mismo es mucho más fácil trasladarlo a la vida laboral, comunitaria y social”, agrega el coach. De esta manera, hay varias recomendaciones para comenzar a superar ese temor.
Definir su propósito
Un primer paso para superar la idea de que el compromiso es una amenaza es definir la clase de persona que quiere ser. ¿Cuáles son sus objetivos en la vida? ¿Cómo quiere ser reconocido? “Piense usted o decida quién quiere ser. Una vez lo haga, la siguiente pregunta para comprometerse con una pareja, un trabajo o un proyecto es ¿esto que voy a hacer le aporta a lo que yo quiero ser en mi vida?”, agrega Jordi Duque.
Aprender a decir sí y no
Sepa cómo aceptar y rechazar oportunidades, todo con base en el punto anterior, ¿le es útil o le aporta a lo que quiere ser? Como explica el coach de vida, muchas veces “nos dejamos comprometer”, se asumen responsabilidades por presión, obligación o pasividad, aún cuando no aportan nada a sus objetivos como personas. Decir “no” a oportunidades que no son favorables también disminuye el temor a la hora de decir que “sí” a los compromisos importantes.
Ser coherente
Con todo lo anterior, el objetivo es guardar una congruencia entre lo que es, lo que quiere ser y lo que le conviene o le aporta a esa meta. Se resume en la coherencia cardíaca, una herramienta para la gestión del estrés y el desarrollo de la resiliencia. Ayuda a unir pensamientos y sentimientos, conectar más profundamente con uno mismo, a acceder con mayor facilidad a la intuición propia y otros recursos personales para una mejor toma de decisiones y desarrollo de sus potenciales.
Proyectar el compromiso
Finalmente, hay que proyectar todo lo que es y tiene en dicho compromiso, entregando lo mejor de sí mismo. “Sucede que cuando te involucras en una relación, contigo mismo, en la parte laboral, con la sociedad o el país brindas tu mejor versión, tus mejores talentos, entonces, por ejemplo, ya no entregas solo el informe laboral sino que le anexas unas buenas fotografías e investigaciones. Hay una convicción y una acción genuina y auténtica, el compromiso vibra en ti”, concreta Jordi Duque.