Padres e hijas lazos que se estrechan

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No saber qué actividades hacer, cómo pasar el tiempo juntos o afianzar vínculos son preocupaciones comunes de los papás, sean solteros o de fin de semana.

En la relación entre padres e hijas se han trazado como obstáculos las diferencias de edad y de género, pero estas no tienen que ser un problema. Para dejar atrás esas barreras hay que abandonar la idea de que lo femenino es exclusivo de la mujer y lo masculino, del hombre, un tema que se trata en el libro Educar en femenino y en masculino, de Nieves Blanco, donde se propone un punto de igualdad en el que es posible estrechar el vínculo entre el hombre (papá) y la mujer (hija).

“El padre debe revisar sus prejuicios y creencias y preguntarse qué pasaría si no los tuviera. Un papá auténtico, empático, que muestre su niño interior, puede conectar mucho más fácil con su hija”, expresa Daniela Violi, autora de libros sobre inteligencia emocional y desarrollo de la creatividad. Hay que tener presente que el padre es la primera imagen masculina que la niña conoce: ¿qué tipo de concepto o percepción de hombre quiere transmitirle a ella?.

Para poner en práctica

1. conozca su rol

Hacer un autoanálisis para descubrir qué clase de padre quiere ser es el primer paso. Es fundamental tener claro quién es usted, qué le gusta y qué no. En ese proceso es cuando se pueden abandonar prejuicios infundados. “Usted como adulto ya está definido. Su virilidad no está en juego porque su hija le esté diciendo que van a diseñar joyas o a jugar con muñecas, por ejemplo”, enfatiza Violi. “Si cree que va a ser menos ‘macho’, menos adulto, o menos persona, entonces hay un problema individual”, agrega.

Ahí entra en juego otro factor y es el goce de ser papá y todo lo que conlleva la paternidad y la compañía de su hija. Eso implica conocer sus gustos, enseñarle los suyos, interactuar, jugar, aprender. “Entre más estresado esté, entre más acartonado esté, entre más prejuicios tenga, menos disfruta. Y entre menos disfruta menos conecta”, complementa la autora.

2. Aprenda a dialogar

Hay que fomentar el libre desarrollo de la personalidad y la elección de sus gustos e intereses, sin crear falsas expectativas. Partir de ahí permite que con respeto se pueda generar una conexión padre e hija. Así mismo, al expresarse con autenticidad permite que ella pueda conocerlo y así tener mayor empatía. “Comparta su mundo con su hija: qué le apasiona, quién es, qué tipo de música prefiere, qué clase de actividades hacía cuando era infante. Es importante ser el papá que usted quiso tener”, señala Violi.

En esa conversación bidireccional, porque así como el padre tiene una opinión y un punto de vista la niña tiene otro, se entra en una negociación, que será la base para el siguiente paso: generar proyectos. Intercambiar conocimientos sobre las cosas que aman y hallar un punto medio es la forma en que se intercambia, para comenzar a tener espacios de calidad juntos. Daniela Violi agrega que “uno siempre se va adaptando y se va acomodando. Nos han enseñado que hay que sacrificarnos para hacer feliz al otro, y no. No tiene que ser obligatoriamente así. No hay que sacrificarse, hay que negociar y adaptarse”.

3. Genere proyectos Compartir tiempo de calidad es un motor de confianza y de lazos fuertes. Luego de reconocerse, dialogar y negociar es preciso definir un proyecto, planear algo a largo plazo en lo que puedan invertir momentos cada semana, sea para padres solteros o padres separados, por ejemplo.

Con esto tendrán un gusto común, temas de charla y aprendizaje. Para lograrlo hay que tener mente abierta, disposición y entusiasmo, además de una presencialidad que brinde lo que la virtualidad no puede: realidad, contacto, aunque “durante la ausencia debe seguir presente, puede ser por Whatsapp o una llamada . Si hablaron de algo chévere y encontró información, compártala”, complementa Violi.

Finalmente, hay muchas dinámicas que pueden emprender y experimentar juntos, en un punto neutro dentro de lo que les gusta a ambos y que los lleve a disfrutar mucho más tiempo. “Hagamos actividades que requieran un proceso, no que se lleven media hora y se acabaron, sino cosas que se empiecen un día y se puedan retomar el siguiente fin de semana”, concluye Daniela Violi.

Actividades para disfrutar

  • Cocinar: probar nuevas recetas, experimentar o inventar su propio platillo.
  • Jardinear: trabajar juntos en un pequeño huerto casero y cuidarlo.
  • Ver series: generar temas de conversación alrededor de estas.
  • Cuidar mascotas: entrenar, pasear y jugar con sus animales de compañía.
  • Practicar deportes: hacer actividad física para fomentar el compañerismo y la sana competencia.
  • Leer: elegir títulos de interés común. Aprender a jugar ajedrez. Dibujar juntos.

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