Angina estable, inestable y variable son los tres tipos de dolores o molestias en el pecho que puede sentir una persona cuando no hay suficiente circulación sanguínea al corazón.
Tabaquismo, hipertensión, diabetes, concentraciones altas de colesterol, entre otros factores de riesgo, desencadenan su aparición. La angina se manifiesta generalmente como una molestia a nivel torácico (pecho), cuya sensación general, según el portal Webconsultas.com, es descrita como malestar, opresión, compresión, asfixia o incluso ardor. Puede, además, extenderse a otra zonas del cuerpo como el cuello, la mandíbula, brazos o a nivel del estómago.
Es fundamental que tras un episodio de este tipo el paciente acuda al especialista para descartar cualquier enfermedad cardiaca grave, así como para aumentar la supervivencia, controlar los síntomas y conseguir una mejoría en la calidad de vida. Sin embargo, no todas las molestias o dolores en el pecho se traducen en angina.
La gravedad de los pacientes con esta dolencia depende de cómo funcionen sus ventrículos (cámaras inferiores del corazón) y la extensión de las lesiones originadas por la falta de riego sanguíneo, pues esta puede también ser origen de un infarto o una hernia.
Según la Sociedad Española de Cardiología se pueden distinguir tres tipos de angina:
- Estable: ocurre cuando el corazón trabaja más fuerte que lo usual. Se trata con descanso y medicinas.
- Inestable: no sigue un patrón y puede ocurrir sin hacer algún esfuerzo físico. No desaparece espontáneamente con el reposo o las medicinas. Es una señal de que podría ocurrir un infarto.
- Variable: ocurre cuando está descansando. Se trata con medicinas.