Cuando alguien que a usted le importa lo lastima tiene dos opciones: ¿aferrarse a la ira y al resentimiento, o abrazar el perdón y seguir adelante?
Algunas vivencias dejan en las personas sentimientos duraderos de ira y amargura, pero al perdonar también se logra la paz interior, esperanza, gratitud y felicidad. Perdonar a otro puede conducir al bienestar físico, emocional y espiritual.
Relaciones más saludables, una salud mental más equilibrada, control de la ansiedad, estrés y hostilidad, menor presión arterial, un sistema inmunitario más fuerte y una mayor autoestima son algunos de los beneficios que promueven los pensamientos positivos y optimistas, y en los que un individuo sí tiene injerencia. Por esto, se hace necesario que cada uno aprenda a ser más tolerante, dejando al margen el rencor.
Si se es implacable, tal vez le suceda lo siguiente:
- Lleva la ira y el rencor a cada relación y experiencia nueva.
- Se preocupa tanto por lo que está mal que no puede disfrutar el presente.
- Se siente deprimido o ansioso.
- Cree que su vida no tiene sentido ni propósito.
- Pierde una conexión valiosa y enriquecedora con los demás.
Si se siente estancado, intente lo siguiente:
- Practique la empatía. Intente ver la situación desde el punto de vista de la otra persona.
- Pregúntese por qué se comportó de esa forma. Quizás habría reaccionado de manera similar si hubiera tenido que enfrentar la misma situación.
- Reflexione sobre los momentos en los que lastimó a otras personas y sobre aquellos que lo perdonaron.
- Escriba un diario, rece o practique meditaciones guiadas.}
Tenga en cuenta: la reconciliación podría ser imposible si quien cometió la ofensa murió o no está dispuesto a dialogar. Aún así, el perdón es posible, aunque la reconciliación no lo sea.
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