Fáciles de hacer y armar, bien sea para un almuerzo en el trabajo o para hacer rápidamente en casa, estas alternativas son estrategias que contribuyen a llevar una mejor salud.
Haga que su ensalada sea un plato principal: para ello puede agregar a los ingredientes tradicionales de hoja verde como lechuga o espinaca, los cereales enteros como quinua o amaranto, ambos tostados, sugiere la nutricionista Allison Stowell en el blog Guiding stars, los cuales son fuente de magnesio, hierro y vitamina B. Puede complementar además con arroz integral.
Incluya frutas para evitar el aburrimiento en las preparaciones: otra opción para incluir fitonutrientes que benefician la salud humana, es incorporar frutas frescas, congeladas o enlatadas a las preparaciones tradicionales. Además de darle un toque de color y textura, aportan muchos beneficios. Es el caso del mango combinado con lechuga y aguacate.
Utilice los fríjoles para algo más que los almuerzos de familia: en vez de hacer la clásica cazuela hipercalórica de fríjoles, puede optar por utilizarlos secos para acompañar un bowl. Desde hace un par de años, los investigadores han encontrado que los fríjoles son más que hidratos de carbono, como lo indicaron en la revista The American Journal of Clinical Nutrition, en la que aseguraron que contienen importantes cantidades de polifenoles, es decir, micronutrientes con potencial antioxidante, beneficiosos para la salud cardiovascular.
Sáltese los finales rápidos. La forma más fácil de finalizar una ensalada es con un aderezo, sin embargo, las salsas pueden tener muchas calorías. Mejor, incluya frutos secos como nueces, semillas o fruta seca.