Seis claves de la anticoagulación

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Ante enfermedades cardiovasculares, posterior a una cirugía, incluso, en diferentes etapas de la vida, este tratamiento puede salvar una vida. ¡Tome nota!

Asesoras: Ana Cristina Montenegro – Médica internista
Paula A. Granda Carvajal – Médica internista

La terapia anticoagulante es de extremos: previene o complica. En el primer caso evita un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular cuando los coágulos sanguíneos obstruyen arterias. En el segundo caso, las complicaciones se derivan de las hemorragias que aparecen cuando se toman dosis no prescritas por el especialista o se combinan con ciertos medicamentos. “Con el fin de disminuir el riesgo de sangrado, los pacientes y cuidadores deben tener presente: tomar las dosis exactas que su médico le haya pautado, nunca cambiarlas, no automedicarse y advertir su condición de paciente anticoagulado siempre”, indica la médica internista Ana Cristina Montenegro, jefe de la Clínica de Enfermedades Vasculares de la Fundación Santa Fe de Bogotá. ¿Cómo tomar este tratamiento? ¿Qué medidas tener en cuenta? ¿Cómo es vivir anticoagulado? Aquí seis claves acerca de esta terapia.

1. Es para casos especiales

La sangre más líquida; así se conoce popularmente al efecto de estos medicamentos indicados en el tratamiento de enfermedades como la trombosis venosa, el embolismo pulmonar, en casos de arritmia, fibrilación auricular, enfermedades cardiovasculares o en pacientes sometidos a cambio de válvulas cardíacas. “Coagular es una manera de proteger el organismo para no desangrarse, sin embargo, los anticoagulantes actúan sobre la cadena de coagulación e inhiben la formación de trombos que pueden generar infartos”, indica Paula Andrea Granda Carvajal, jefe de medicina interna del Hospital Pablo Tobón Uribe.

2. Sí existen riesgos

Estar anticoagulado, un tratamiento que se realiza a través de medicamentos por vía oral, en inyecciones subcutáneas o intravenosas, puede aumentar el riesgo de sangrado en caso de accidente, de trauma, una cortada; o si sucede una lesión, con lo cual el sangrado será mayor; sin embargo, si el paciente está bien anticoagulado y en la dosis adecuada, las complicaciones son menores y con ello se evitan episodios cardio y cerebrovasculares no deseados. Hacer que el paciente porte esta información consigo es importante en caso de accidente. También que lo conozcan familiares y cuidadores, si es del caso.

3. Mayor incidencia con la edad

“El tratamiento con anticoagulantes puede darse a cualquier edad, sin embargo, es más frecuente en mayores de 18 años y su incidencia aumenta con la edad”, explica la médica internista Granda Carvajal. Agrega la especialista que para los más jóvenes es sugerida en caso de accidente, cuando hay riesgo de trombosis venosa profunda, incluso, en mujeres embarazadas, si hay riesgo de enfermedad tromboembólica.

Esta terapia está indicada para los adultos mayores, donde es más frecuente que se formule. Es importante que en estos casos haya un monitoreo continuo por el especialista o el equipo médico tratante.

4. ¡Cuidado con otras medicinas!

Los anticoagulantes orales tienen interacciones con otros medicamentos, lo que quiere decir que su efecto se altera cuando se combinan con otras sustancia como antibióticos, anticonvulsivantes, analgésicos o antiinflamatorios, por lo tanto, puede ocurrir que la persona se “sobreanticoagule”, como se conoce en el ámbito médico, o se pierda el efecto anticoagulante.

Al respecto, la especialista Granda Carvajal sugiere que cada paciente anticoagulado de manera indefinida porte una placa que indique su tipo de sangre, cuál es el medicamento anticoagulante que recibe, así como el motivo de su anticoagulación.

5. ¿Tratamiento de por vida?

No necesariamente. Hay casos en los que la anticoagulación está prescrita para tres o seis meses, sin embargo, por el tiempo que esté indicado es necesario tener precaución con los golpes, las heridas, las quemaduras, las inyecciones intramusculares, los deportes extremos y de contacto, y el consumo de algunos alimentos, especialmente, las verduras de hoja verde, pues contribuyen a reducir los efectos, por lo tanto, en vez de eliminarlos de la dieta se recomienda consumirlos en cantidades menores.

Es importante consultar con el especialista cada caso para conocer más sobre interacciones e intolerancias.

6. Atentos a los sangrados

Durante el tratamiento con anticoagulantes puede ocurrir que el paciente sangre un poco por nariz o boca, incluso, con el cepillado de dientes, en esos casos, advierte Granda Carvajal: “no será necesario suspender los medicamentos, siempre que sean sangrados leves o pequeños ‘morados’, pero si es muy abundante, o si se presenta todos los días, es necesario adelantar el control médico. En caso de que el sangrado sea mucho y no se detenga, es fundamental consultar por urgencias. Por otra parte, cuando se programen procedimientos odontológicos o cirugías, es obligatorio consultar con el médico tratante”.

Los olvidos frente a los anticoagulantes tienen serias consecuencias en el caso de estar medicado. Informarse bien y conocer los riesgos y las consecuencias de este tratamiento, en definitiva salva vidas. Es importante que cuidadores y familia se alineen con esto.

Lea también: Hemofilia, cuando la sangre no coagula

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