La sepsis ocurre cuando el cuerpo tiene agotada la respuesta inmunitaria a una infección bacteriana.
Según el portal MedlinePlus, se trata de una enfermedad grave y ocurre cuando las sustancias químicas liberadas a la sangre para combatir una infección desencadenan una inflamación generalizada, lo que conduce a la formación de coágulos de sangre y la filtración de vasos sanguíneos. Esto causa un pobre flujo sanguíneo, lo que priva a los órganos de nutrientes y oxígeno. En los casos más serios, uno o más órganos puede fallar. En el peor de los casos, la presión arterial baja y el corazón se debilita, lo que lleva a un shock séptico.
Cualquier persona puede presentar una sepsis, pero el riesgo es mayor es en personas con sistemas inmunitarios debilitados, bebés y niños, adultos mayores, individuos con enfermedades crónicas, como diabetes, sida, cáncer y enfermedad renal o hepática, y en quienes sufren de una quemadura severa o trauma físico.
Los síntomas comunes de la sepsis son fiebre, escalofríos, respiración rápida y ritmo cardíaco acelerado, sarpullido, confusión y desorientación. Los médicos la diagnostican mediante un análisis de sangre para ver si el número de células blancas es anormal. También hacen pruebas de laboratorio que comprueban si hay signos de infección.
El Instituto Nacional de Ciencias Médicas Generales, explica que los pacientes con esta patología suelen ser tratadas en unidades de cuidados intensivos, mientras los especialistas intentan tratar la infección, mantener los órganos vitales y evitar una caída en la presión arterial. Muchos reciben oxígeno y líquidos intravenosos. Otros tipos de tratamiento, como respiradores mecánicos o diálisis renal, pueden ser necesarios. A veces, se necesita cirugía para eliminar una infección.
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