Muchos se ven afectados por el “estrés del cuidador”, una condición derivada de la atención que se brinda y puede desencadenar enfermedades.
Ser cuidador significa tener a su cargo algún paciente con una enfermedad crónica o condición que le impida valerse por sí mismo. En ese caso es cuando aparece la ayuda de esta persona, que asiste para preparar e ingerir alimentos al paciente, a tomar medicamentos, bañarse, vestirse, y demás acciones cotidianas que se puedan dificultar.
Sin duda es un oficio de extremo cuidado y atención, por lo que a la larga puede representar un alto costo físico y emocional para la salud del cuidador. De acuerdo con la Academia Americana de Médicos de Familia, esto ocurre porque se tiende a descuidar la salud propia por centrarse en la del paciente.
De acuerdo con la entidad, se ha demostrado que los cuidadores son más propensos al abuso de alcohol, tabaco y drogas, o a padecer trastornos de ansiedad, enfermedades del corazón, infecciones, obesidad, y dolor en músculos, articulaciones y cabeza.
Para prevenirlo, y teniendo en cuenta que una buena salud del cuidador también beneficia la calidad de vida de la persona que tiene a su cargo, la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE.UU. ofrece algunas recomendaciones:
- Apóyese en su comunidad: muchas comunidades tienen servicios de guardería para adultos o servicios de relevo. Usar estos servicios puede darle un descanso de sus deberes.
- Pida y acepte ayuda: deje que quienes se ofrezcan a ayudarle lo hagan. Por ejemplo, alguien podría sentarse con la persona que cuida mientras usted hace un trámite o pueden recoger alimentos por usted.
- Únase a un grupo de apoyo: estos pueden permitirle compartir historias, escuchar sugerencias sobre cuidados y obtener el apoyo de otras personas que enfrentan los mismos desafíos.
- Mantenga el contacto: es importante obtener apoyo emocional de familiares y amigos, y no descuidar esas relaciones.
- Cuide de su propia salud: intente mantenerse físicamente activo, prefiera alimentos saludables y duerma bien. Además asegúrese de estar al día con su atención médica, como chequeos y exámenes regulares.
- Considere las vacaciones: pasar tiempo de calidad alejado de su oficio puede aliviar presiones, mejorar su autoestima y reducir el estrés.
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