Aunque no sea un proyecto a corto plazo, vale la pena considerarlo y evaluar el estado de salud para evitar problemas de fertilidad.
Asesora: Susana Salazar
Ginecóloga especialista en Fertilidad
Las mujeres a los cinco meses de vida fetal forman alrededor de 7 millones de óvulos en su cuerpo y a partir de ese momento no vuelven a producir óvulos sino que los empiezan a perder de manera exponencial, a diferencia de los hombres, que generan espermatozoides casi diariamente durante su vida. “Nacemos con uno o dos millones de óvulos, desde ahí seguimos perdiendo, cuando llega la primera menstruación ya tenemos de 300 mil a 400 mil, para gastarlos en nuestra vida reproductiva que termina con la menopausia”, explica Susana Salazar, ginecóloga y especialista en reproducción del Instituto de Fertilidad Humana (InSer).
En cada ovulación, el cuerpo de la mujer prepara de 500 a mil óvulos, de los cuales solo uno crece y se libera esperando a ser fecundado por un espermatozoide. Bajo condiciones regulares, una pareja sin ningún problema de fertilidad, tiene el alrededor del 15% de probabilidad de quedar embarazada por mes. Cuando la mujer llega a los 35 años, la pérdida de óvulos es mayor y la calidad de los mismos es menor. “Es como si compraras 50 manzanas. La primera semana están todas divinas, la segunda siguen todas muy buenas, la tercera empieza una con algún problema, a la cuarta vas a encontrar más podridas que buenas y a la quinta ya vas a encontrarlas todas podridas; algo similar pasa con los óvulos”, ejemplifica Salazar.
De ahí que haya dos recomendaciones importantes. La primera, que si una mujer tiene contemplado en su proyecto de vida tener hijos, pero ve que se acerca a los 35 años y no lo tiene como un plan a corto o mediano plazo, tiene la opción de recurrir a la vitrificación de óvulos (ojalá entre 15 y 20 óvulos), para abrir las posibilidades de la maternidad más adelante en su vida sin asegurar que vaya a poder lograr un embarazo con estos óvulos vitrificados. “Lo ideal es no tener que recurrir a esos óvulos congelados, la mejor opción siempre será la búsqueda de un embarazo espontáneo, porque en caso de vitrificación también es necesario recurrir a la fertilización in vitro, un procedimiento que tiene alrededor del 35 a 40% de probabilidad de éxito; dependiendo de las características de cada pareja podría ser mayor o menor”, cuenta Salazar.
Para las pacientes que van a afrontar un tratamiento contra el cáncer en su edad fértil, la vitrificación es ideal, pues la quimioterapia y la radioterapia son tratamientos gonadotóxicos que muchas veces terminan en infertilidad. Si una mujer joven se somete a estos tratamientos y luego quiere ser madre, probablemente se le dificulte mucho con sus propios óvulos si no tiene esta opción disponible.
La segunda es que si la pareja decidió tener hijos, es importante hacer una consulta preconcepcional, que no necesariamente va a terminar en exámenes de fertilidad, pero sí en el estudio de posibles factores de riesgo para la concepción y el embarazo, que se pueden tratar con anterioridad. “Las mujeres sin ninguna indicación, pueden buscar un embarazo espontáneo durante un año, si al terminar ese periodo de tiempo no se ha dado, ya es necesario consultar. Para las mujeres mayores de 35, a los seis meses de intentar ya es prudente una nueva consulta y estudios”, afirma la ginecóloga.
Posibles causas de infertilidad
Además de la edad, hay una serie de condiciones que hacen más difícil el embarazo, una de ellas es el Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP), que hace que las mujeres no sean regulares en sus ciclos, por lo que dejan de ovular por largos periodos, dificultando la concepción. Estas irregularidades en la ovulación también se ven favorecidas por los estilos de vida poco saludables, el sobrepeso o el bajo peso pueden ser causa de irregularidad, mientras que el consumo frecuente de cualquier sustancia tóxica, como el alcohol, puede afectar la calidad de los óvulos y el semen, dificultando el proceso.
La calidad de la vida sexual también puede afectar la fertilidad, que a su vez se impacta por factores externos como el estrés, la ansiedad y la pérdida de la excitación, como lo señala el médico y sexólogo José Pablo Saffon.
Otra causa que poco se tiene en cuenta son las obstrucciones en las trompas de falopio que pueden producir las infecciones de transmisión sexual. Las trompas de falopio son los conductos que permiten el desplazamiento de los espermatozoides hacia los óvulos y si hay una fecundación el embrión se devuelve por las mismas, multiplicando sus células hasta llegar al útero donde se produce la implantación del futuro bebé. “A veces, las infecciones de transmisión sexual poco conocidas pueden generar adherencias, una especie de cicatriz interna en la pelvis que obstruyen las trompas o no permiten que se movilicen adecuadamente, esta obstrucción obviamente va a generar infertilidad porque no hay forma de que los espermatozoides lleguen a los óvulos”, explica Salazar. Lo recomendable es procurar el cuidado del cuerpo, evitar la promiscuidad y consultar regularmente al ginecólogo.
Hay otras condiciones que pueden hacer de la concepción un proceso más retador, pero no imposible, como los trastornos tiroideos y de la prolactina, dos hormonas que si no se encuentran reguladas pueden afectar la ovulación y por ende la fertilidad. Sin embargo, con los análisis y tratamientos adecuados, ellos se pueden corregir para llevar al embarazo.
La reproducción asistida
Hay varios tipos de terapias de reproducción que pueden ir desde lo mas sencillo como inducción de la ovulación con medicamentos hormonales, hasta la fertilización in vitro, cada tratamiento se escoge según las indicaciones que tenga la pareja y sus causas de infertilidad.
La inseminación, la fertilización in vitro también son opciones para parejas del mismo sexo que quieren tener hijos. “En parejas de mujeres es mucho más sencillo porque lo que necesita es una inseminación con semen de donante. Se escoge cuál va a ser la mujer que va a llevar el embarazo, se hacen estudios y se escoge un donante, que en Colombia es anónimo, del grupo de donantes de los centros de fertilidad que se han examinado previamente de manera muy rigurosa. También se hacen estudios psicológicos a la pareja que quiere el embarazo y al donante. El proceso dura más o menos 15 días con la estimulación hormonal y cuando ya la mujer tenga los óvulos con el tamaño requerido, se le pone un último medicamento que va a ayudar a liberarlos, para que a los dos días se le haga la inseminación”, afirma la ginecóloga.
En el caso de parejas de hombres, ya es necesario recurrir a donación de óvulo, fertilización in vitro (es decir, el proceso de fecundación del óvulo en un laboratorio) y al útero subrogado (la asistencia de una mujer saludable que pueda llevar el embarazo a término). Un proceso más complejo, que también requiere exámenes físicos, psicológicos y la intervención de abogados, para que los trámites sean lo más transparentes posibles.
La tecnología y los profesionales cada vez avanzan más en hacer los procesos de fertilidad más amigables, fáciles y exitosos, sin embargo, la concepción puede ser retadora si no se toman algunas precauciones con antelación. Importante planear a largo plazo y de manera preventiva, para que en el futuro todavía hayan posibilidades.