Este aspecto debe estar en el centro de la conversación en la familia y la sociedad para asegurar el bienestar emocional, controlar el estrés y tomar buenas decisiones.
Asesor: Antonio Carlos Toro Obando
Médico psiquiatra
En nuestra cultura se habla mucho del bienestar como una meta deseable. La RAE lo define como el conjunto de elementos que una persona necesita para vivir bien. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la salud es un “completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Alcanzar y mantener este estado es uno de los objetivos promovidos desde la salud mental con el fin de prevenir los trastornos que alteran los pensamientos o el comportamiento.
La salud mental es tan importante que puede afectar cómo enfrentamos el estrés, cómo nos relacionamos y cómo tomamos decisiones en la vida. Por esto, Antonio Carlos Toro Obando, médico psiquiatra y profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, explica que un estilo de vida saludable es el principal mecanismo para mantener tanto la salud física como la mental y emocional, porque una no puede existir sin la otra. “La evidencia científica muestra el impacto que tiene el ejercicio en la prevención y tratamiento de trastornos depresivos y ansiosos. Desde todas la áreas de la medicina tenemos que hablar de la actividad física como parte del tratamiento. Es como una pastilla: la misma rigurosidad que tenemos con los medicamentos deberíamos tenerla con la actividad física”.
La buena alimentación, la calidad del sueño, tener un trabajo o un plan motivador también son indispensables en la búsqueda del bienestar. “Está demostrado que el principal antídoto para la soledad y la desesperanza es contar con un trabajo o una actividad significativa. Es fundamental que las personas puedan tener una actividad que les represente algo importante, por el contacto social, para sentirse reconocidos e importantes; o para cumplir con una rutina. Es muy importante esto para evitar los impactos negativos sobre la salud mental”, añade el médico psiquiatra.
Hacer parte de un ambiente que permita llevar un estilo de vida amigable con el cuerpo y la mente es clave. Otros factores están relacionados con el acceso a la educación, las relaciones sociales, así como con la protección y respeto de sus derechos civiles. “Sin la seguridad y la libertad que proporcionan estos derechos resulta muy difícil mantener un buen nivel de salud mental”, afirma la OMS en su sitio web.
Por esta razón se habla de la salud mental como algo que afecta, tanto positiva como negativamente, a una comunidad, una familia, una empresa, una ciudad, incluso a un país, y se convierte en una prioridad la implementación de acciones que la promuevan. Salud mental para todos: mayor inversión, mayor acceso es el lema promovido este año para el Día Mundial de la Salud Mental (10 de octubre). En el Foro Económico Mundial, edición 2018, se presentó un informe que evidenció el crecimiento de los trastornos mentales en cada país del mundo, incremento que de no tratarse a tiempo le podría costar a la economía global billonarias pérdidas para 2030.
Ahora, con la llegada del coronavirus cambiaron las condiciones y el número de personas con trastornos mentales incrementó: una de cada cuatro personas padece un trastorno mental, según la OMS. “Nunca se había hablado tanto de este aspecto como lo hemos hecho en los últimos meses, creo que nos estamos interesando más en nuestra calidad de vida y estamos aprendiendo a integrar la necesidad de contar con salud mental en nuestra vida diaria”, añade Toro Obando.
Para romper estigmas
La falta de conocimiento frente a los trastornos mentales ha jugado un papel clave en la creación de los mitos y prejuicios que los rodean. “Loco, psiquiátrico, histérico, exagerado, obsesivo”, son algunas de las palabras que se usan para referirse a alguien que presenta síntomas relacionados, porque muchos no distinguen los trastornos, para quienes los desconocen cada paciente cuenta con las mismas características.
También están las personas que rebajan los síntomas a simples caprichos para decirles a los pacientes que lo que padecen no es una enfermedad real. La educación es uno de los frentes impulsados por la Organización Panamericana de la Salud para fortalecer su respuesta frente al tratamiento que se le da a los trastornos mentales en la región. Pacientes y familiares tienen la posibilidad de buscar asesoría, para entender qué son y de qué se tratan esos cambios en el comportamiento y en la forma cómo se enfrentan las situaciones más cotidianas de la vida.
Una vez superada esta etapa de información es ideal empezar a hablar del tema con tranquilidad y normalidad, como sucede con otras patologías como la diabetes o la hipertensión, y así transformar los imaginarios que existen alrededor de los trastornos mentales.
Una ruta hacia la salud mental
- Entablar conversaciones: es la fórmula más sencilla para comprender y acompañar a las personas que padecen algún trastorno mental. Este es un mundo desconocido para muchos, por eso tanto el paciente como familiares y amigos podrán sentirse abrumados con los síntomas, en especial si nunca han vivido una experiencia similar.
- Prevenir es preguntar: ¿Cómo te sientes? ¿Necesitas ayuda? Una pregunta en el momento adecuado puede disminuir, incluso, las posibilidades de que un paciente atente contra su vida. También le dará la confianza para hablar abiertamente de sus emociones.
- Evitar el aislamiento: “en el caso de esta pandemia es necesario comprender que estamos en medio de un distanciamiento físico y no social. Podemos utilizar todas las herramientas disponibles para mantener la comunicación con familiares y amigos; y si es el caso, mantener el contacto con un profesional en salud mental”, explica el doctor Toro Obando.
- Atención a los detalles: “entender que todos estamos pasando por un momento difícil y angustiante, sin embargo, hay quienes no tratan estas emociones y desarrollan depresión o ansiedad. Entonces, si vemos que si alguien que conozco no está durmiendo, no está comiendo o no tiene energía hay que buscar ayuda con relación a lo que le esté pasando”.
- Informarse muy bien sobre los tratamientos: el profesional enfatiza en que hay muchas formas de tratar un trastorno mental. “No hay opciones obligatorias, no se puede hacer nada contra la voluntad del paciente, sobre todo cuando hablamos de medicamentos. Por eso es nuestra responsabilidad como profesionales entregarles todas las opciones de tratamiento disponibles, incluso desde otras especialidades”.
La escucha activa, que implica preguntar sin juzgar, es clave para entender la situación del otro y apoyar a quienes viven un momento difícil con su salud mental.