Mejor capacidad cognitiva, ejercitar la memoria y la socialización son tres de las ventajas para las personas que aprenden otro idioma en la vejez.
El aprendizaje de una segunda lengua contribuye a la plasticidad cognitiva de nuestro cerebro, facilita la socialización y ayuda a la motivación. Pero tal vez una de sus grandes cualidades es su contribución a la salud mental de los adultos mayores.
De acuerdo con una investigación de la Universidad Nacional de Colombia, “aprender un idioma extranjero es una tarea que requiere el reclutamiento de extensas redes neuronales y estimula diferentes habilidades como la memoria de trabajo, el razonamiento inductivo, la segmentación del habla y el cambio de tareas”.
Los adultos mayores que estudian un idioma comienzan a ejercitar la mente y mejoran también su salud psicosocial. Por lo que esta actividad protege el cerebro del envejecimiento y en algunos casos retrasa la aparición de enfermedades como la demencia y el alzheimer.
Otros beneficios
- Mente ocupada
La socialización es otra de las ventajas al momento de estudiar una segunda lengua, puesto que en la vejez la interacción con otras personas suele disminuir. Los idiomas exigen hablar con los demás para practicar, por lo que es el momento para hacer nuevas amistades y compartir tiempo con ellas.
- Rapidez mental
Las personas que hablan o están aprendiendo un segundo idioma desarrollan más áreas del cerebro que les exigen memorizar más sonidos y palabras. Este estímulo contribuye a mejorar la atención de las personas, una capacidad que se va perdiendo en la tercera edad.
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