Adoptar hábitos saludables desde la infancia es la mejor opción cuando se busca proteger este órgano en todas las etapas de la vida.
Más de 100 mil veces al día late el corazón, el órgano encargado de bombear la sangre que mantiene vital los órganos del cuerpo a través de una red de vasos sanguíneos de 97 mil kilómetros. También segrega hormonas y genera una comunicación electromagnética con el resto del cuerpo, según la Organización Mundial de la Salud, OMS.
Por esto, este motor requiere de una atención especial desde el principio de la vida hasta la edad adulta, sin embargo su cuidado depende, sobre todo, de llevar una vida balanceada y sana, que evite la aparición de Enfermedades Crónicas no Transmisibles, como infartos de miocardio o accidentes cerebrovasculares que, al ser patologías silenciosas, son difíciles de detectar a tiempo.
La prevención es la mejor medida de control. A continuación, algunas recomendaciones que favorecen su cuidado.
- Disminuir el consumo de bebidas artificiales y saborizadas ayuda a prevenir la enfermedad cardiovascular. Su ingesta frecuente aumenta la probabilidad de que se produzcan ataques cardiacos o trombosis cerebrales, además de otros problemas como obesidad y diabetes.
- Lo ideal es omitir los ácidos grasos trans presentes en alimentos procesados o industriales (fritos, margarina o productos de paquete), y remplazarlos por grasas saludables como las que están en nueces o aguacate, entre otros. Las grasas trans pueden elevar el colesterol en la sangre y aumentar el riesgo de sufrir cardiopatía.
- La actividad física mantiene los músculos ejercitados y previene, en mayor medida, el síndrome metabólico, un grupo de condiciones que ponen a una persona en riesgo de desarrollar una enfermedad cardiaca y diabetes tipo 2.
- En cada menú es imprescindible algo de verduras, lo ideal es que las ensaladas combinen colores. La diversidad en vegetales es importante, porque este grupo de alimentos reduce el colesterol malo.
Cuide su peso
Mantener el peso es una medida que ayuda a prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares, en especial cuando existen factores de riesgo como hipertensión arterial, un alto y constante nivel de estrés, una dieta alimenticia alta en sal, carbohidratos y grasas saturadas, colesterol y triglicéridos altos, así como sedentarismo. Hacer pausas activas, caminar más y hacer deporte ayudan con este objetivo.
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