Ya sea para beber, preparar alimentos o para el saneamiento, en Coomeva Medicina Prepagada promovemos su uso racional para el autocuidado.
Dentro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por las Naciones Unidas a sus estados miembros, el número seis aboga por el agua limpia y saneamiento como un eje de trabajo fundamental para evitar la transmisión de enfermedades y para garantizar la vida.
Cuando está contaminada, se relaciona con la propagación de enfermedades como el cólera, la diarrea, la disentería, la hepatitis A, la fiebre tifoidea y la poliomielitis. En un estado adecuado, ayuda a evitar la propagación de infecciones comunes como la gripa, por medio del lavado de manos. Así mismo, es indispensable en el día a día pues una persona debe consumir entre 1,5 y 2 litros del líquido, dependiendo de su peso, para mantenerse hidratado.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, OMS, 71% de la población mundial en 2015 tenía acceso al recurso de manera segura y sostenible, con los casos más críticos en países africanos. En Colombia, la situación es más alentadora: según el Dane, en 2016, más del 90 % de la población contaba con acueducto para el acceso a agua de calidad y cada año sigue mejorando la cobertura.
Sin embargo, el problema más grande al que se enfrenta el mundo es la proyección de escasez hídrica debido al calentamiento global. En este sentido, es necesario que todas las personas tomen conciencia de que su uso debe ser racional y de que cada acción que se implemente es un paso hacia la conservación del recurso más importante del planeta.
Pequeñas acciones para un gran cambio
- Cerrar la llave del lavamanos o la ducha mientras se enjabona, lava los dientes o las manos.
- Evitar tirar desechos o contaminantes, como jabón, a las cuencas hidrográficas.
- Utilizar agua lluvia para el riego de los jardines o las flores.
- Al lavar la ropa, llenar la lavadora hasta el tope para hacerlo con menos frecuencia.