A propósito de este mes de Sensibilización sobre el Cáncer de Mama, una sobreviviente de esta enfermedad nos narra una historia de prevención y de amor por la vida.
Prevención y control, dos procesos que salvan vidas y en los que cree, firmemente, María Teresa Sierra Quiroga, usuaria de Coomeva Medicina Prepagada. Gracias a ellos, hoy habla con tranquilidad de una experiencia que reafirmó su fe y sus ganas de vivir.
Ante un diagnóstico inesperado de cáncer de mama, y con el temor normal, comenzó una travesía que incluyó cirugía y radioterapias. Pero, reflexiona, esas oraciones a Dios que encaminó a pedir que el tratamiento no fuera tan agresivo, se le cumplieron al no necesitar quimioterapia. Resalta que la buena y oportuna atención de los médicos de diferentes especialidades, el apoyo emocional de los mismos y su actitud positiva le ayudaron a salir adelante.
“Yo que soy muy nerviosa, me sentí tranquila. La actitud de los médicos me ayudó mucho. Todo eso me dio fuerza. Obviamente, sentí un poquito de cansancio, pero no me dio tan duro. La actitud ayuda y que yo les conté a mis familiares y amigos, a todos. Así, el peso no lo llevé yo sola, sino con todo el mundo. Me llamaban, me daban ánimo. Oraron por mí y me mandaron mensajes”, expresa.
En el Mes de Sensibilización sobre el Cáncer de Mama se fomenta la detección temprana. “Los conocimientos actuales sobre las causas del cáncer de mama son insuficientes, por lo que la detección precoz sigue siendo la piedra angular de la lucha contra esta enfermedad. Cuando se detecta anticipadamente, se establece un diagnóstico adecuado y se dispone de tratamiento; las posibilidades de curación son elevadas”, se informa desde la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Al terminar las radioterapias, a María Teresa le ordenaron más exámenes. Los resultados arrojaron, esta vez, que estaba sana. Pensionada y nacida en Cali, nunca dejó de realizar sus actividades normales: el costurero, la misa, sus caminatas, sus diligencias. ¿Lecciones de vida? “Que uno tiene que Vivir, con mayúscula, cada día; que las cosas se deben tomar con tranquilidad porque angustiarse puede ser peor, pegarse de Dios y agradecerle a la vida por tantas cosas”.
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