La claridad en el rol que deseas desempeñar en la vida de tus hijos es esencial para mantener un equilibrio en la maternidad.
Hay quienes cargan a sus espaldas toda una tradición familiar como la abuela Alma en Encanto; las hay tan memorables como Úrsula Iguarán en Cien años de soledad, o altruistas como Pelagia, el personaje de La madre de Maksim Gorki. Sin importar el tipo de maternidad que ejerzan, las madres han marcado las civilizaciones y siguen sorprendiendo por su capacidad para solucionar lo que parece imposible.
Su transformación, a lo largo de la historia de la humanidad, las ha llevado de la intimidad del hogar a los escenarios políticos, deportivos o a ejercer altos cargos empresariales. Por lo que su talento para hacer se multiplica y crece la admiración y respeto por ellas.
“Todos estos escenarios en los que está la mujer, nos han dado la posibilidad de utilizar todas nuestras habilidades. Pero el rol de madre, nos da otras herramientas que incluso el crecimiento profesional no nos hubiera permitido explotar. Por lo que es supremamente valioso reconocer su función en la actualidad y potenciar esta condición”, dice Catalina Ríos, psicóloga y doula.
El autoconocimiento es una de las herramientas más importantes en este proceso, puesto que permite comprender cuáles son sus límites. En la cotidianidad se les exige cumplir con todo, pero al entender su cuerpo y su mente sabrán cuándo parar. Además, evitarán dejar de lado los espacios sociales, familiares, laborales y momentos personales como la alimentación y el descanso.
En este proceso también es vital preguntarse por las necesidades de cuidado, crianza y acompañamiento del hijo y hasta qué punto, como madre, se pueden suplir ciertas necesidades. Si no hay claridad al respecto será muy difícil alcanzar un nivel de consciencia alto sobre el cuidado personal y mantener un equilibrio.
“Si hay una mamá cansada, que no duerme, no tiene tiempo para sí misma o está emocionalmente agotada va a responder con una maternidad cargada. También se van a presentar conductas de irritabilidad e intolerancia y se inicia un ciclo en el que se incumplen ciertos principios y del que luego será más difícil identificar los límites”, afirma Ríos.
Leer sobre maternidad, cambios corporales y crianza brinda herramientas para responder a los retos que se presentan durante esta condición. Una de las ventajas de la virtualidad es la facilidad para crear comunidades, por lo que grupos de apoyo, profesionales u otras madres en redes sociales pueden ser de gran ayuda para conocer experiencias similares.
La educación e información es importante en el proceso formativo y en las primeras etapas de la maternidad. Ser mamá requiere de una preparación, y como lo describe Catalina Ríos, “en esta se descubren los más profundos traumas, sesgos, invitaciones más oscuras, porque se tiene un hijo al cuidado”.
Consultar, preguntar, hacer una tribu, crear colectivos con otras mamás abre caminos en el proceso para conocer lo que sucede con las emociones, relaciones interpersonales y el cuerpo. Para ser una supermamá primero hay que descubrirse.
No hay un estereotipo
La mejor madre no es quien hace más ejercicio, se alimenta de una manera sana, sale con sus amigas y realiza miles de actividades mientras ejerce su maternidad. No hay un estándar y querer encasillar en uno traerá altos niveles de frustración.
La mamá es la que provee ese vínculo amoroso, de confianza y seguridad. No hay un manual que seguir, lo principal es escuchar y conectarse consigo misma. “Desde el principio se debe tener claro cuáles son las conexiones que se quieren establecer con el hijo, cómo quiere ayudarle a construir su personalidad, o reforzar sus procesos afectivos, cómo educarlo en otras etapas del desarrollo. Conocer esto evita una cantidad de conflictos y dificultades más adelante”, dice Ríos.
Una supermamá construye su propio prototipo de madre y no cumple expectativas de la sociedad o su entorno cercano. Por lo que el descubrimiento de ese rol le permite saber su papel y no guiarse por supuestas conductas que debe desarrollar.
Otra parte esencial de la maternidad es reconocer la etapa en la que se encuentra, no es lo mismo ser madre de un recién nacido que de un bebé de tres años o un adolescente. Son diferentes etapas y cada una exige y demanda distintas actividades y cuidados. Por lo que la recomendación para evitar la frustración con las múltiples tareas es saber que la necesidad que tiene el hijo no estará en un futuro, y la madre podrá seguir desarrollando sus actividades con normalidad.
Además, una supermamá también cuenta con ayudas como el padre o la familia. Pedir ayuda no está mal y delegar funciones tampoco, y aunque hayan momentos de soledad, no se debe juzgar toda la experiencia por tiempos particulares. Hay una cantidad de personas dispuestas a respaldar la maternidad
Recomendados sobre maternidad
Libro: El encuentro con la propia sombra de Laura Gutman.
Redes sociales:
MindHeart: Manuela Molina, psicóloga y literata, acompaña la experiencia de crianza con contenidos educativos para el manejo de las emociones y límites en la maternidad.
Anabel Hérnandez, psicología y desarrollo infantil: explica los procesos de los menores por medio de la estimulación.
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