Las personas con el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) sufren altibajos emocionales, dudas constantes y ataques de ira, lo que dificulta su relación con los demás. Para prevenir su aparición, es fundamental, que la persona busque ayuda profesional si manifiesta recurrentes episodios de depresión, un comportamiento autolesivo o intento de suicidio, pues la enfermedad puede tratarse con intervención terapéutica, en la que un experto valora antecedentes y gravedad de los síntomas para definir el procedimiento clínico adecuado.
Según la página virtual web consultas, los familiares del paciente son quienes más se afectan por el sufrimiento psicológico de su allegado y se frustran porque sienten que no le prestan la ayuda adecuada. En estos casos, expertos en el tema recomiendan persistencia y acompañamiento al paciente, ya que el Trastorno puede estar asociado a otros desordenes mentales, lo que hace más difícil su diagnóstico.
De igual manera, las causas del TLP aún son materia de investigación, pero algunos estudios lo relacionan con factores genéticos, familiares y sociales, que incluyen abandono en la niñez o en la adolescencia, vida familiar disociada y abuso sexual, físico o emocional.
El TLP aparece en edades jóvenes, entre los 15 y los 25 años, y se acompaña con mucha frecuencia de fracaso escolar o laboral; se caracteriza, además por el establecimiento de relaciones sentimentales inestables, tormentosas y repetidas. Es también muy frecuente el abuso de alcohol y de otras drogas en quienes lo padecen y otras formas de impulsividad como las conductas sexuales de riesgo o los trastornos de la conducta alimentaria (Ver más información sobre el TLP).
La enfermedad tiene una evolución hacia la cronicidad si no recibe tratamiento y la mortalidad de los pacientes es cercana al 10%, sea por suicidio o como consecuencia de adicciones o de otras acciones impulsivas, por lo que es fundamental que indague en su historial y determine si tiene algún factor de riesgo para recibir a tiempo el tratamiento.
Con ayuda terapéutica el paciente logra:
Independencia emocional: aprende a guiarse por sus propios valores y opiniones.
Mejora su comunicación: puede establecer relaciones saludables con otras personas.
Fortalece su autoestima: afianza la identidad que lo hace único y diferente al resto y aprende a valorarse.
Controla el estrés y la frustración: comprende su trastorno y las consecuencias que este le provoca.
Controla la impulsividad y la ira: detecta cuándo se está tensionando y aplica técnicas de visualización y de relajación.
Combate las ideas suicidas y los intentos de autolesión: cambia de conductas.