Un diagnóstico difícil de recibir pero que no acaba con la vida. Un paciente con cáncer sigue siendo ser humano y puede disfrutar de todos los placeres.
ASESORA
Elizabeth Trullas
Médica Biológica – Homeopática Clínica
Cuando cualquier profesional de la salud descubre que un paciente tiene cáncer debe seguir un protocolo que consiste en varios pasos, por ejemplo tratar al máximo que la noticia sea recibida por el paciente en compañía de un familiar que en esas circunstancias se convierte en el bastón de quien recibe la noticia.
“Dar la noticia nunca es fácil, definitivamente como médicos siempre debemos tener una buena disposición de tiempo para poder informar con calma y con mucha seguridad este diagnóstico a cada paciente”, asegura Elizabeth Trullas, Médica Experta en Medicina Biológica y Homeopatía clínica, quien recalca que es indispensable no limitar sino por el contrario alentar y permitir que el paciente incluso sueñe y se ilusione con todo el proceso de vida que va a llevar, con este proceso de cambios por su diagnóstico de cáncer.
La especialista recomienda a sus colegas mostrarse tolerantes y compasivos, escuchar a sus pacientes, abrazarlos y tratarlos con afecto. Nadie está preparado para escuchar que tiene cáncer o que su esposo, su hija o su hermano padecen esta enfermedad. Sin embargo, como lo comenta Trullas, las reacciones son variadas y dependen de varios factores. La médica explica que los pacientes jóvenes que tienen familia e hijos son los que se muestran más positivos ante la noticia, al contrario, personas mayores o con otras enfermedades tienden a tomar la situación de manera negativa. Para la especialista el cáncer es un diagnóstico más, como uno que se entrega a un paciente con hipertensión o diabetes. Afirma que el cáncer no es sinónimo de muerte, aunque la gente tiene esa atadura de que es el final, no es así. “No se pierde la opción de respirar, saltar. Yo trato de decirles que es un diagnóstico más, no están perdiendo al familiar; la gente se limita, no disfruta de lo demás que tiene y se enfoca solamente en el diagnóstico de cáncer, que es negativo, pero debe manejarse como uno típico. El temor hace que la persona se sienta muy limitada, hay que tener una amplitud mayor”, afirma la especialista. Un paciente con cáncer conserva su vida, sus sentidos, sus órganos funcionando, puede salir de paseo, divertirse con sus amigos, tener relaciones sexuales y ser feliz. La doctora Elizabeth Trullas recomienda explorar el para qué de la situación, “cuando un paciente sale del consultorio uno quisiera decirle muchas cosas, que está sano y que la vida no se acaba ahí”. Esta enfermedad es un proceso de aprendizaje, un momento de reflexión, de hacer un alto en el camino y levantarse. Un paciente con cáncer no pierde su vida: ve, respira, puede abrazar, hacer el amor y disfrutar del paisaje; sin embargo las personas se anclan y se amarran a la enfermedad y se alejan de la vida.
El papel de los familiares es fundamental, son ellos los que deberán animar y alentar al paciente, insistirle que mantenga su vida, que disfrute del proceso y se refugie en el amor y la esperanza. “Un paciente con cáncer es un paciente normal, con emociones y tendencias a querer ser feliz, la familia tiene que ser motivadora, impulsarlo a que haga sus funciones normales”, explica Trullas. Tener una actitud positiva lo ayuda a sanarse interiormente, debe buscar ayuda profesional para su parte psicológica y emocional. Debe estimular emociones positivas, de paz, tranquilidad, calma y “cada vez entendemos más que el cáncer es el producto del ir y venir”, explica Elizabeth Trullas. La relación con Dios, lo espiritual ayuda a que el paciente se sienta mejor y fortalecido. A las personas que tiene cáncer hay que verlas de manera integral, son seres a los que hay que ayudarles en todas las esferas. La tecnología y los avances médicos hacen que cada vez más sea más llevadera la enfermedad. La espiritualidad, la familia, la actitud positiva y un correcto tratamiento pueden hacer que el paciente tenga una buena calidad de vida y pueda recuperarse totalmente de la enfermedad •
«El cáncer no es más que un trastorno de la energía vital, un diagnóstico más, por lo tanto la esperanza de vida no termina ahí»: Elizabeth Trullas.
Cáncer y espiritualidad
Toda persona tiene un espacio para Dios, pero lo llena dependiendo de muchas cosas. Cuando hay un diagnostico de cáncer, la gente descubre ese espacio y decide empezar a llenarlo, a involucrar temas de más autorreflexión, contacto con su creencia. El paciente con cáncer se acerca mucho más a lo espiritual, porque entiende que su enfermedad es un momento de pausa, maduración y desarrollo emocional. La gente se vuelve básica, tiene tiempo de orar, hablar con Dios, meditar y leer, porque permanece muchas horas sentado con el tratamiento y aprovechan ese tiempo para su espiritualidad. La relación con Dios, ayuda a que el paciente se sienta mejor y fortalecido.