Cuando se conoce el riesgo de sobrecargarse de tareas, una persona por sí misma puede hacer un alto en el camino y priorizar las actividades.
Helda Hoyos Montoya, psicóloga, indica que “la cantidad de trabajo que soporta cada ser humano depende del tipo de persona y de la vida que lleve. No puede atender las mismas obligaciones quien convive en pareja y con hijos, que alguien soltero. El primero, seguramente, además del trabajo tendrá que atender otras obligaciones del hogar que le exigen más tiempo que al segundo”.
Si alguien que tiene muchas tareas por resolver no es capaz de parar, lo mejor es que consulte, para evitar un desorden mayor que pueda afectar la salud mental. Un profesional del área de la psicología recomendará las técnicas que le permitan a cada persona mejorar su bienestar.
“Lo primero que le pedimos al paciente es que organice su vida y decida sobre lo que le conviene y lo que no, que priorice. Esto se puede trabajar con terapias cognitivas conductuales, que incluyen técnicas de planeación y reorganización, como descartar y hacer listas de actividades”, explica la profesional.
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