Los ataques de pánico se confunden con ataques cardíacos por una sintomatología común como respiración acelerada, mareo y dolor en el pecho, en algunos casos. Para contenerlo, sirve respirar de forma pausada. Conozca la técnica.
Existen dos tipos de respiración: la torácica, que se detecta fácilmente por el movimiento de tórax al inhalar y exhalar. Y la diafragmática, que se percibe a simple vista cuando se expande el abdomen. En episodios de ansiedad es frecuente acudir a respiraciones rápidas que se provienen del tórax por lo que se da una deficiencia de oxígeno y con altos grados de dióxido de carbono es frecuente sentir mareos, palpitaciones y sudoración, síntomas que se pueden confundir con un ataque cardíaco cuando en realidad es un ataque de pánico, tal como se explica en el sitio de Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, Medline.
En la guía médica en español del UNH Medical Center, ubicado en Carolina del Norte, en Estados Unidos, se indican los siguientes pasos para aplicar la técnica de respiración diafragmática.
- Póngase en una posición cómoda. Puede ser de pie, sentado o acostado boca arriba.
- Póngase una mano en el pecho y la otra en el estómago. La mano en su pecho no debe moverse. La mano encima de su estómago permitirá que sienta su estómago subir y bajar al respirar.
- Inhale por la nariz si puede, por 3 a 5 segundos o tanto como se sienta cómodo. Permita que el estómago suba conforme el aire entra a sus pulmones.
- Exhale por la boca si puede por 3-5 segundos o tanto como se sienta cómodo. Permita que su estómago baje conforme el aire sale de sus pulmones.
- Repita cada paso hasta que su cuerpo se sienta relajado.
Le puede interesar: Atención al síndrome postvacacional