Por trauma o por enfermedades de base mal controladas, las hemorragias oculares requieren atención.
Asesor Álvaro Echeverri – Oftalmólogo
Cuando se habla de sangrado en cualquier parte del cuerpo la preocupación no se hace esperar, desangrarse es el principal temor, pero si este sucede en el ojo el panorama cambia. ¿La razón? Tal vez por tratarse de un órgano que provee uno de los sentidos más importantes para el ser humano: la vista. Si bien hay hemorragias oculares que son visibles por el enrojecimiento del ojo, otras pueden no serlo y solo identificarse a través de una valoración médica.
“Se dan cuando la sangre sale de la arteria o de la vena y se inserta en los tejidos adyacentes. Puede haber una hemorragia en párpados, en la parte anterior del ojo, es decir, en la conjuntiva, en la parte central o a nivel de las diferentes capas de la retina”, explica el oftalmólogo Álvaro Echeverri.
Si se compara con lo que ocurre en la piel, este tipo de hemorragias son similares a un hematoma y, por lo general, se ven como un punto de color rojo o varias manchas en la parte blanca del ojo. De acuerdo con la Academia Americana de Oftalmología (AAO), el enrojecimiento es la sangre concentrada debajo de la conjuntiva, la membrana transparente que cubre la parte blanca del ojo y la parte interior del párpado. “Ver una hemorragia subconjuntival en el ojo puede ser alarmante, pero es en realidad una situación común y menor que por lo general es inofensiva y se cura por sí misma. No afecta la visión y generalmente no causa dolor. Usualmente, no hay síntomas ni sensaciones, aparte de la aparición de la mancha roja. De hecho, la persona puede no ser consciente de que tiene una hemorragia subconjuntival hasta que alguien la señala o la ve en el espejo”.
Aunque, en la mayoría de casos no es necesario tratarla gracias a que la mancha de sangre se desvanece con el tiempo y desaparece por sí sola, la AAO advierte que este proceso puede tardar días o semanas, dependiendo del tamaño de la mancha de sangre, “si el ojo está irritado, el oftalmólogo puede recomendar que se utilicen lágrimas artificiales sin prescripción”. En caso de ser recurrente, será necesario una evaluación médica para definir causas y tratamiento.
¿Por qué aparecen?
La razón para se presenten puede ir desde un traumatismo, es decir un golpe hasta una cirugía o la descompensación de algunas enfermedades de base como hipertensión, arterioesclerosis, coagulación, diabetes o desprendimiento de retina.
Incluso, señalan los expertos, que otras causas comunes son la tos, el estornudo o cualquier esfuerzo que implique un aumento de la presión sanguínea de manera temporal. En otras ocasiones, puede darse también como resultado de frotarse fuertemente los ojos.
Hay que tener claro, además, que el consumo excesivo de medicamentos anticoagulantes también pueden provocarlas. Finalmente, señala la AAO que otras razones menos frecuentes son los desórdenes en la coagulación u otro tipo de trastorno sistémico de la sangre.
El oftalmólogo sugiere consultar cada vez que haya hemorragia, pues en ocasiones las personas pueden perder la visión dado que la sangre tapa el área visual. “Hay casos en los que es necesario sacar el vítreo, controlar la enfermedad de base, acudir a cirugía o a tratamientos con láser. Además, es fundamental identificar cuándo sangró la persona, en qué momento, su evolución y hasta qué punto es recuperable la visión para determinar el tratamiento”.
Llevar una alimentación y un estilo de vida saludable son clave para el manejo y control de las enfermedades de base que pueden ocasionar el sangrado, entre ellas: hipertensión, problemas de coagulación, diabetes y hasta glaucoma. “Con mayor razón es necesario comer bien y tener actividad física en aquellas personas con este tipo de diagnósticos, pues son más predispuestas a las hemorragias subconjuntivales”, enfatiza Echeverri.
¿Cuándo amerita acudir al médico?
- Si la hemorragia es pequeña puede que no necesite tratamiento. Una opción es el uso de parches o gasas para mantener el ojo cerrado. Nunca hacer presión.
- Evitar medicamentos para aliviar el dolor porque pueden empeorar el sangrado. Mientras se esté acostado, conservar la cabeza elevada para facilitar el drenaje de la sangre. Mantener reposo.
- Acudir a urgencias cuando la hemorragia aparezca de nuevo al poco tiempo, el dolor sea más intenso o se pierda la visión por completo.