Aunque no representan ninguna enfermedad sería, la aparición de estos insectos en el cuero cabelludo produce picor y resulta desagradable e incómodo para el menor.
Son uno de los dolores de cabeza más frecuentes para padres y niños, sin embargo, tener piojos no es motivo de verguenza o preocupación, pues esta infestación es considerada como la segunda enfermedad más frecuente en la infancia, después del resfriado común. Además nada tiene que ver el nivel de higiene con la prevención de los mismos.
Incluso, según la Asociación Colombiana de Dermatología y Cirugía Dermatológica, la infestación por este insecto ocurre a nivel mundial, es más común en niños de edad escolar y se propaga por el contacto físico cercano o por compartir objetos como peines, gorras y almohadas.
La saliva del piojo, que se alimenta de sangre, produce inflamación y es la que hace picar la cabeza, pero dicha picazón no aparece de inmediato sino bastantes días después de haberse infestado. Entonces, más que esforzarse por evitar el contagio, lo importante es saber cómo erradicarlos:
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Cepille la cabeza del menor desde la raíz hasta las puntas, por lo menos tres veces al día durante una semana para eliminar las liendres.
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Lave los elementos contaminados para evitar una reinfección y evite compartir esos objetos (cepillos, gorros, almohadas, chaquetas).
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Prefiera el cabello recogido para que el contagio sea un poco más difícil.
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Use tratamientos aplicados como champú antipiojos, solo en niños mayores de dos años de edad.
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Consulte al dermatólogo si prefiere un tratamiento por vía oral. Este tiene ciertas restricciones de uso y puede tener efectos secundarios por lo que no se recomienda la automedicación.
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Consulte al pediatra si observa erosiones por rascado o enrojecimiento de la piel del cuero cabelludo.
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