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¿Alergia o intolerancia alimentaria?

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Los alimentos requieren especial atención no solo por el valor nutricional que le proporcionan al cuerpo humano, sino por los ingredientes alergénicos que pueden tener y que afectan la salud.
Asesor: Luis Salazar – Médico general, especialista en alergias.

Si bien todos los alimentos pueden provocar alergias, el cuerpo humano tiene múltiples maneras de reaccionar ante esos estímulos que identifica como una amenaza.
El sistema inmunológico de cada persona funciona distinto cuando quiere proteger al cuerpo de proteínas extrañas o dañinas. Pescados, salsas, frutas, entre otros, puede identificarlos como un alérgeno que debe ser atacado y eliminado por las defensas inmunológicas a través de anticuerpos.

Estos elementos compuestos de proteínas, se unen al alérgeno o alimento que produce la afección, y desarrollan una reacción alérgica. Náuseas, dolor abdominal, hinchazón del cuerpo, vómito, diarrea, inflamación de los labios y erupciones cutáneas, son algunos de los síntomas que desencadena este proceso.

“La mayoría de las alergias alimenticias no atentan contra la vida del paciente. Lo ideal es que las personas identifiquen claramente qué alimento las genera, para poder evitarlo y prevenir que los síntomas sean muy peligrosos”, asegura el médico Luis Salazar.

El umbral es la cantidad mínima de alérgeno que provoca una reacción alérgica. Cada persona tiene un límite diferente. El consumo de un alimento particular, genera diversos efectos en el cuerpo. La reacción completa depende de las características de su organismo.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo menos el 4 por ciento de los adultos y el 6 por ciento de los niños que habitan en el planeta, padecen una alergia alimentaria, lo que no significa que sufran de una intolerancia alimentaria. Una reacción alérgica se presenta poco tiempo después de haber ingerido el alimento que la produce. Una intolerancia está relacionada con el paso de mayor tiempo para que se desencadenen los síntomas. Además, hay ausencia de una respuesta inmunológica, hinchazón, diarrea o estreñimiento.

Actualmente, el único tratamiento comprobado para combatir la alergia alimentaria de forma eficaz y saludable es evitar el alimento.

La urticaria, una voz ronca y las sibilancias, son los signos principales de esta condición. También se genera hinchazón de los labios y síntomas de alergia bucal, como picazón en la boca, la lengua y la garganta. Estas reacciones pueden afectar diferentes zonas del cuerpo, pero lo más probable es que aparezcan erupciones en la piel, especialmente en el abdomen.

“El maní, las nueces y el chocolate son algunos de los alimentos que más alergias desencadenan en los adultos. Aunque es más común que esta población sufra de intolerancia alimentaria”, asegura Salazar.

Las personas que padecen este tipo de intolerancia generalmente carecen de Lactasa. Esta enzima digestiva interviene en el proceso de descomposición de la lactosa y el azúcar de la leche. Esta debilidad hace que las bacterias intestinales fermenten estos elementos y se produzcan flatulencias, diarrea y dolor abdominal.

La sociedad Española de alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) señala que el diagnóstico y cura de las alergias alimentarias durante la infancia tienen una tasa de éxito superior al 80 por ciento.

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Las alergias alimentarias son un problema que afecta cada vez más a la población. El estilo de vida actual, con dietas desordenadas, y las propiedades de los alimentos, intervienen en el desarrollo de estas afecciones. Su nivel de incidencia depende en parte de la edad o género de la persona afectada. Esta condición involucra especialmente a niños y jóvenes que demuestran incompatibilidad con alimentos como la leche, el huevo y los pescados.

Para diagnosticar este tipo de alteración, es necesario realizar una prueba cutánea (contacto del alimento con la piel). Un resultado positivo de este examen, no necesariamente indica que hay una alergia. Como no es un procedimiento definitivo, se debe proceder con un test de provocación oral (el ingrediente sospechoso se oculta en otra sustancia) o con una dieta de eliminación (ingerir los alimentos que presumiblemente están provocando los síntomas).

Según investigaciones de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), este conjunto de síntomas se puede diagnosticar y curar durante la infancia.

La institución señala que los tratamientos durante esa etapa de la vida tienen una tasa de éxito superior al 80 por ciento. Esta terapia pretende que al administrar de forma progresiva el alérgeno, se construya una respuesta del sistema imunológico que desarrolle una especie de tolerancia a esos componentes.

Actualmente, el único tratamiento comprobado para combatir la alergia alimentaria de forma eficaz y saludable es evitar el alimento, es decir, eliminarlo por completo de la dieta para no estar expuesto a la amenaza. Se han producido vacunas antialérgicas y probióticos para controlar estas reacciones, pero ninguno de estos recursos ha tenido resultados completamente satisfactorios

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