Un estudio realizado en conjunto por la Universidad de Pittsburgh y la Universidad de Michigan reveló las consecuencias de los gritos en la mente de los niños.
- Impacta en el cerebro humano y en el propio desarrollo neurológico, por lo que es poco probable que pedir perdón tenga un efecto de resolución. “El daño ya se hizo, pues fue liberada la hormona del estrés, mejor conocida como cortisol, que los pone alerta”.
- Si el padre grita de manera frecuente es posible que la constante producción de cortisol lleve al pequeño a un estado de alarma prolongado, lo que le impedirá que piense de forma clara.
- Los gritos producen que el hipocampo tenga un desarrollo reducido, lo que afectará el control de las emociones y la memoria.
- El punto de unión de ambos hemisferios cerebrales se ve afectado, reduciendo el flujo sanguíneo y afectando el equilibrio emocional.
- Generalmente, los menores que se encuentran en ambientes ruidosos e intranquilos evidencian, posteriormente, conductas problemáticas.
“Es común que como adultos repitan conductas que aprendimos de pequeños, sin embargo es momento de cambiar y entender que disciplinar y corregir sin lastimar es la mejor manera de asegurar que nuestros hijos sean sanos, emocional y físicamente”, indicó la investigación.
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