Los tumores cerebrales son abultamientos anormales dentro del cráneo. Se encuentran entre los tipos más comunes de cánceres en los niños.
Algunos son benignos, aún así pueden ser serios. Los malignos, por su parte, son cancerosos. En general, su presencia puede causar dolor de cabeza en la mañana que desaparece al vomitar, náuseas frecuentes, problemas con la vista o el habla, pérdida de equilibrio o problemas para caminar, somnolencia inusual (más sueño que de costumbre), cambios de personalidad, convulsiones, cabeza agrandada en recién nacidos. Sin embargo, estos síntomas no son los mismos en todos los niños. Incluso, algunas señales pueden confundirse con otra patología.
El Instituto Nacional de Cáncer indica que los médicos usan exámenes físicos y neurológicos, de laboratorio e imágenes para diagnosticarlos. La mayoría de los tumores infantiles son extraídos por medio de una cirugía, sin embargo el tratamiento depende del tipo de tumor y de su ubicación. Con frecuencia, es posible extirpar el tumor. Cuando no lo es, puede usarse radiación, quimioterapia o ambas técnicas.
Los tumores cerebrales sin diagnóstico a tiempo pueden destruir directamente las células del cerebro, lo que puede originar una hinchazón e incremento de la presión intracraneal. Se recomienda acudir al médico frente a cualquier tipo de alarma.
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