Después de un accidente cerebrovascular, las dificultades para hablar, escribir o leer pueden aparecer, este trastorno se conoce como afasia.
Bien sea para encontrar las palabras adecuadas para expresar una idea, darle sentido a lo que lee o escucha, o lograr describir objetos o contar una historia, la gravedad de la afasia dependerá de la magnitud del daño cerebral. Los tumores cerebrales, las infecciones y la demencia también la generan.
Algunas personas se recuperan sin tratamiento, pero la mayoría necesita terapia del lenguaje lo antes posible y no todos los pacientes se recuperan por completo. La afasia también puede deberse a una pérdida del funcionamiento cerebral, como sucede con el mal de Alzheimer, en cuyo caso no mejorará.
Las personas con afasia y sus familias deben acudir a logopedas y terapeutas del lenguaje, quienes intentarán mejorar su capacidad para comunicarse. Sin embargo, el portal MedlinePlus asegura que hay muchas maneras de ayudar a un paciente con este trastorno, aquí le recomendamos algunas:
Limite las distracciones y el ruido:
Apague radio y televisores a la hora de hablar con la persona, muévase a un cuarto más silencioso.
Hable en lenguaje de adultos:
No las haga sentir como si fueran niños. No finja entenderlos si no comprende. Trate siempre de mantener a la persona involucrada en conversaciones y verifique su comprensión, pero no la presione demasiado a entender, ya que esto puede causar frustración.
Evite gritar:
Si el paciente no puede entenderlo, gritar no ayudará, a menos que la persona también tenga un problema de audición. No intente corregir a la persona con afasia si recuerda algo incorrectamente.
Estimule al paciente:
Siempre mírelo a los ojos. Señale, haga gestos con las manos, dibújele para darle ejemplos. Hacer un libro con fotografías o palabras sobre temas o personas comunes puede ayudar a comunicarse mejor.
Si va a preguntar:
Procure que el paciente solo tenga que contestar con «sí» o «no».
Cuando necesite respuestas más elaboradas, dé opciones claras para respuestas, pero no demasiadas.
Los recordatorios visuales también sirven cuando pueda darlos.
Si va a dar instrucciones:
Desglóselas en pasos pequeños y simples.
Dé tiempo para que la persona entienda. Algunas veces esto puede llevar más de lo esperado.
Si nota que el paciente está frustrado, piense en cambiar a otra actividad.