Un proceso lento y de cuidado que debe hacerse entendiendo las necesidades del niño para propiciar un vínculo emocional fuerte.
Tan importante para un niño como la lactancia materna, lo es también el proceso de destete; una actividad gradual para la cual muchas veces ni la madre ni el bebé están debidamente preparados, pues debe hacerse de forma escalonada y considerando las necesidades emocionales de ambos.
Lo anterior se da debido a que durante el tiempo de lactancia materna se produce un vínculo emocional único, que se debe tratar con paciencia y comprensión, entendiendo las señales del bebé cuando se sienta listo para el destete.
Según el portal Kid’s Health, estos son algunos consejos que pueden ayudar a que esa transición sea más fácil:
- Empiece reduciendo una sesión de alimentación por semana hasta que el niño se alimente todas las veces de un biberón o un vaso. Considere empezar quitando la alimentación del mediodía dado que suele ser la menos abundante y la más incómoda, en especial para las madres que trabajan.
- El destete es más sencillo si el niño ya recibió la leche en biberón. Intente darle uno a su hijo con leche materna esporádicamente aun cuando siga dándole el pecho. Esto puede facilitar el proceso más adelante.
- Si su hijo comienza a adquirir un hábito como consuelo, sea chuparse el dedo o abrazar su manta preferida, déjelo. Es posible que esté intentando adaptarse a los cambios emocionales que le provoca el destete.
- La lactancia brinda la sensación de seguridad en los niños, por eso es importante evitar que el proceso inicie en momentos como el ingreso al jardín o guardería; cuando llega una nueva persona a cuidarlo; si está atravesando alguna enfermedad; o si la familia se muda de casa.
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