La salud del colon depende del buen funcionamiento de cada uno de los órganos del aparato digestivo.
Por eso, antes de culpar a un órgano específico de la mala digestión que podamos tener, es importante entender las funciones claves que se dan en este proceso.
El aparato digestivo es, en palabras de la nutricionista Sara Gómez, “una fábrica formada por varios órganos”. Hacen parte de él la boca, el esófago, el estómago, el intestino delgado, el intestino grueso, el recto, el ano, el hígado, la vesícula biliar y el páncreas. Por medio del mecanismo de digestión, nuestro cuerpo transforma los alimentos que consumimos en sustancias más sencillas y pequeñas que puedan penetrar hasta los órganos y nutrirlos.
La función esencial del intestino delgado es la absorción de nutrientes, mientras que la del intestino grueso o colon, es completar la degradación de los alimentos consumidos. La experta explica que el colon es una parte del aparato digestivo situada entre el intestino delgado y el recto, como un depósito donde se acumulan desechos y residuos, que pierden agua y adquieren consistencia sólida. Gracias a su capacidad de reabsorción, a través de la mucosa, este órgano forma la materia fecal, solidificando las heces para que se facilite su paso por el recto, finalizando aquí lo que conocemos como la digestión.
Factores externos como el estrés, la ansiedad y una inadecuada alimentación pueden ocasionar desde problemas comunes en el colon como el estreñimiento, la diarrea y los cólicos, hasta enfermedades como los pólipos, la colitis y el cáncer colorrectal. Lea también: La fibra es buena para su digestión y además, para los pulmones.
Corrigiendo estos factores externos es posible tratar y prevenir los problemas asociados y evitar el deterioro de la capacidad de digestión y absorción del organismo.