Cualquier persona puede padecer lupus, una enfermedad autoinmune, en la que el sistema inmune ataca a las células y los tejidos sanos por error. Entre los síntomas más comunes de esta enfermedad están dolor o inflamación en las articulaciones y músculos, fiebre de origen desconocido, cansancio, erupciones cutáneas rojas, generalmente en la cara y en forma de mariposa.

El lupus puede dañar sus articulaciones, la piel, los vasos sanguíneos y ciertos órganos. Existen muchas formas pero el más común, es el eritematoso sistémico, que afecta muchas partes del cuerpo; el discoide provoca una erupción cutánea que no desaparece, el subagudo da ampollas después de tomar sol, el neonatal –el más raro- afecta a los recién nacidos. Otro puede ser causado por medicamentos.

Se desconoce hasta ahora la causa exacta del lupus, aunque las investigaciones demuestran que los genes juegan un papel importante. Tampoco existe una prueba específica para diagnosticarlo, incluso esto puede tardar meses o años. En este caso el médico debe considerar, entre otras cosas, su historial clínico, examen completo, prueba de sangre, biopsia de la piel y de los riñones, pues los diferentes síntomas deben ser tratados por varios tipos de especialistas, según reporta la enciclopedia médica en línea MedLinePlus.

Una vez detectado, el profesional de la salud y el paciente, deben convenir el tratamiento más adecuado, hacerle seguimiento, y así reconocer las señales de alerta para actuar a tiempo. Según datos de la Fundación Americana de Lupus, en el mundo se registran aproximadamente unos 5 millones de casos de las distintas variedades. Las mujeres presentan un riesgo mayor y el 90% de los casos en el mundo.