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Conviva con los síntomas de la menopausia

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Existen varios tratamientos para contrarrestar el sofoco y la sudoración excesiva derivados de esta etapa de la vida, para así poder tener bienestar. La actitud frente al tema también cuenta.

Luz Ángela Uribe. Ginecóloga, adscrita a Coomeva Medicina Prepagada.

Una ejecutiva de 52 años refiere que “en la noche el sofoco y la sudoración son insoportables. No puedo dormir y me levanto cansada y de malgenio. En el día, la sudoración, enrojecimiento y sofocos me limitan el trabajo y cuando estoy en reuniones de la empresa, siento mucha sed,  además, la piel la tengo enrojecida  y no permito que nadie me hable ni siquiera mi jefe. Me siento gorda y mi cuerpo ha cambiado. Siento que mi vida familiar y laboral se están acabando”.

Entonces fue a consulta, se sometió a una terapia hormonal y, de esta manera, su vida cambió y pudo continuar con su trabajo en el que, incluso, después fue ascendida.

El sofoco afecta al 80% de las mujeres menopáusicas y a un 38% de ellas, les dura cinco años o más. Se caracteriza por la aparición de un calor intenso en el pecho que se propaga al cuello y a la cara y se acompaña de ansiedad, palpitaciones, sudoración excesiva y enrojecimiento de la piel.

Este se produce por una inestabilidad del centro termorregulador del hipotálamo ocasionado por la disminución de la cantidad de estrógenos circulante, también se ha visto que las concentraciones de adrenalina aumentan durante los calores.

Para contrarrestar el sofoco en casa, la ginecóloga, Luz Ángela Uribe, afirmó que “se pueden tomar infusiones de agua de jengibre mezclada con artemisa o astrálago, de trébol común y, además,  es bueno comer ñame, habas y la fruta granada. Por otra parte, es importante hacer ejercicio mínimo veinte minutos al día”.

A veces el sofoco, derivado de la menopausia, es tan intolerante que las mujeres que lo padecen tienen un gran deterioro en su calidad de vida e incluso pueden llegar a deprimirse. En estos casos, se debe consultar al médico.

 

Algunos tratamientos

La duración de estos depende de la evolución de cada paciente. Dentro de ellos, Luz Ángela Uribe destacó la terapia de suplencia hormonal en la que, según el caso, se administran estrógenos, progesterona, la combinación de las dos o la hormona tibolona.

Si la terapia hormonal no surte efecto, entonces se suspende y se procede a  suministrar medicamentos, los cuales deben ser ordenados por un especialista.

Uribe anotó que hay limitaciones para aplicar la terapia hormonal. “No es adecuada para mujeres que presenten sangrado uterino sin diagnóstico, trombosis vascular reciente, insuficiencia hepática, tumor estrógeno dependiente, hiperlipidemia, miomas, enfermedad pancréatica, hipertensión, migraña, antecedentes de tromboembolismo, mastopatía fibroquística o un infarto reciente”.

Otra alternativa son los manejos homeopáticos que, igualmente, deben ser individualizados. Entre las opciones utilizadas están algunas basadas en plantas como la lachesis, sulphur, sepia, la acnea racemosa y los bioflavenoides, estos últimos se derivan de la soya. También está la fitoterapia  en la que se puede utilizar el aceite de semillas de casis, el aceite de sésamo, el zhimu y el anís.

Están, además, las técnicas de relajación y respiración como el yoga, el uso de antidepresivos y la acupuntura. Las dos primeras hacen que el organismo libere serotonina, sustancia que puede disminuir la intensidad de los sofocos en hasta un 30% o 40%, según ensayos clínicos y, por el lado de la acupuntura se reducen los sofocos en un porcentaje similar.

De todas maneras, cualquier tratamiento que se elija debe estar supervisado por un especialista, que valorará la respuesta a este y sus potenciales efectos adversos.

Luz Ángela Uribe recalca que: “la mujer en la época menopáusica puede vivir una bella etapa donde se le recomienda tener un estilo de vida sano, ejercicio, dieta adecuada y cero estrés”

 

Pautas para el sofoco

  • Extremar la higiene con duchas y usando desodorantes específicos para la sudoración excesiva.
  • Usar ropa holgada y tejidos naturales como el lino y el algodón que permiten que pase la mayor cantidad de aire posible a través de ellas, haciendo que el cuerpo se sienta fresco.
  • Practicar ejercicio mínimo 20 minutos al día.
  • Mantenerse bien hidratado.
  • Tener un peso adecuado porque el sobrepeso aumenta la sudoración.
  • Controlar el colesterol, los triglicéridos y la hormona tiroidea.
  • Cuidar la alimentación. Tener una dieta sana. El picante, la cafeína y el alcohol producen más sudoración.
  • Consumir adecuado calcio y vitamina D.
  • Evitar ambientes calurosos y no abrigarse en exceso.
  • No fumar o exponerse al humo del cigarrillo.
  • Controlar la ansiedad.

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