La Academia Americana de Pediatría (AAP) y la Clínica Mayo recomiendan introducir el chupete o chupo a partir de las 4 o 6 semanas después del nacimiento. Además, dan algunas sugerencias sobre lo que no y sí se debe hacer:
- No utilizar el chupete como primera línea de defensa. Algunas veces un cambio de posición o un rato de balanceo pueden calmar el llanto del bebé.
- Ofrecerle el chupete solo después de las comidas o entre comidas.
- Escoger chupetes de silicona de una sola pieza. Los chupetes de dos piezas, si se rompen, constituyen una amenaza para la salud, ya que pueden tragarse las piezas. Una vez se elija un chupete determinado, tener a mano otros idénticos.
- Dejar que el bebé establezca el ritmo. Si no está interesado en el chupete, probarlo más tarde o dejar de dárselo. Si este se le cae mientras está dormido, no ponérselo otra vez.
Mantenerlo limpio. Lavarlo en agua caliente o en el lavaplatos. - Velar por la seguridad del niño. Reemplazar los chupetes con frecuencia, utilizar un tamaño apto para la edad del bebé y observar si se pierden piezas o se deteriora. No utilizar una cadena o cuerda demasiado larga para sujetar el chupete, ya que el bebé podría ahogarse con ella.
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