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Cultivar hábitos desde joven y vivir a plenitud

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Adoptar rutinas saludables desde etapas tempranas incide en la calidad de vida y en el disfrute de cada momento.

Asesora: Miliana Sofía Álvarez Borré – Médica general

La madurez pone freno a los afanes y es insistente con el anhelo de alcanzar la plenitud. Este deseo que con frecuencia comparten las personas adultas, sobre todo cuando están haciendo su tránsito hacia la tercera edad, es completamente factible si cada ser humano incorpora acciones saludables en sus rutinas diarias que, aunque sencillas, pueden transformar su existencia.

Una muestra de lo anterior es que el Ministerio de Salud y Protección Social calcula que el 80 % de las enfermedades cardiovasculares y el 30 % de los cánceres que se registran en Colombia podrían evitarse si se modifican los estilos de vida; lo que significa adoptar hábitos que contribuyan a mejorar la salud y a disminuir las que se conocen como enfermedades no transmisibles, que tienen gran incidencia en la salud pública.

“Está demostrado que el riesgo cardiovascular de una persona que no tiene buenos hábitos de vida se incrementa en un 60 o 70 % con respecto a aquella que sí los practica, y hay que tener en cuenta que la primera causa de muerte en Colombia es por causa de enfermedades cardiovasculares. Estos hábitos inciden en la disminución de la progresión de ciertas enfermedades, como también, el no practicarlos, en la manifestación de algunas patologías”, destaca la médica general Miliana Sofía Álvarez Borré.

Por lo anterior, y previendo la necesidad de trabajar más en prácticas de prevención que ayuden a que las personas mejoren su salud durante la vejez, la Organización Mundial de la Salud, recomienda adoptar en cualquiera de los momentos del curso de vida dichos hábitos, entre los que se encuentran la buena alimentación, el fomentar espacios de socialización, el no consumo de alcohol y tabaco y la realización de actividad física. Solo este último, según el MinSalud, disminuye hasta en 30 % la enfermedad del corazón, en 27 % los casos de diabetes y en 25 % los cánceres de seno y colon.

Vincularlo en la cotidianidad

La práctica diaria de actividades saludables es necesaria durante la tercera edad porque de estas depende el buen vivir. “A medida que envejecemos se pierde masa muscular, lo que incrementa la fragilidad y se queman menos calorías, especialmente si no se es una persona activa. Para prevenir la ganancia de peso, se necesita comer menos, pero es necesario ingerir alimentos que sean ricos en nutrientes. Si nunca ha sido una persona activa, iniciar un plan de ejercicio regular puede mejorar la resistencia, fuerza, balance y la flexibilidad. Es importante dormir bien, estar cerca de amigos y familiares, mantener buenas relaciones sociales, rodearse de personas de las que se pueda disfrutar la compañía”, explica la especialista.

La clave para que estos hábitos impacten la salud de manera positiva es precisamente convertirlos en parte de lo que se hace a diario. Se pueden empezar a practicar en cualquier momento, pero entre más temprano se adquieran tendrán mayores efectos en los individuos cuando lleguen a la vejez.

“Es muy importante convertir los buenos hábitos en un compromiso personal que todos debemos tener. Así, como cuando nuestros padres nos enseñan a hablar, a caminar, a ir al baño, a comer; así mismo se puede convertir en una rutina diaria y rechazar las cosas que nos hacen mal”, asegura la doctora Álvarez Borré.

Para ella también es necesario que, gracias a la información disponible y a la orientación profesional, las personas entiendan cuáles son las consecuencias de los malos hábitos para que sean conscientes de que deben cambiarse por los que representan un estilo de vida saludable y así disminuir las veces en que se debe consultar. Una rutina de la prevención no solo ayuda a no lamentarse sino a cumplir el anhelo de gozar de la vida a plenitud en las diferentes etapas de la vida. (Puede ser de su interés: Salud del corazón).

Buenas prácticas

Entre los hábitos saludables que la OMS recomienda incorporar a la rutina diaria se encuentran:

Actividad física. Implica mover el cuerpo (caminar, correr, bailar), por lo menos durante media hora cada día en edad adulta y la vejez. Puede buscar otras actividades recreativas como cuidar un jardín.

Dieta saludable. Incluye la ingesta de mínimo cinco frutas y verduras cada día, así como la disminución del consumo de grasa, sal y azúcar. Cocinar en casa es una costumbre que hacer consciente lo que se consume.

Salud mental. Se relaciona con propiciar espacios de socialización que les permitan a las personas expresar sus emociones y relacionarse mejor con su entorno. Conservar vínculos y amistades es clave.

Salud oral. Trasciende la estética y la sonrisa e implica el proceso de digestión, así como la función de socialización. La recomendación es cepillarse mínimo dos veces al día, usar seda y crema dental con flúor.

Evitar tabaco y alcohol. Esto bajo el entendido de que estos hábitos tienen alta incidencia en el deterioro de algunas funciones del organismo. Limitar el consumo semanal ayuda impide generar conductas de riesgo.

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