Entre las enfermedades o complicaciones que pueden presentarse en un embarazo una de las más frecuentes es la diabetes gestacional.
Esta enfermedad, en la que el azúcar en sangre es demasiado alta, se diferencia de la diabetes común por aparecer solo durante el embarazo y desaparecer después de este, llegando a afectar hasta al 10% de las gestantes.
Es por esto que en este diagnóstico quedan excluidas aquellas pacientes que presentan diabetes previamente a la gestación, así como todas aquellas a las que se les hace el diagnóstico antes de la semana 20, pues se considera que estas seguramente ya tenían una diabetes anterior al embarazo.
Como explica el ginecólogo obstetra, José Vélez, “en estos casos no se presentan síntomas en la embarazada como los que evidencia la población de diabéticos no gestantes”. Por ésta razón se realiza de forma universal una prueba en la semana 24 a 28 de embarazo para su detección, que consiste en realizar una curva de glicemia de 2 horas con una carga de glucosa de 75 gramos.
La enfermedad, mucho más frecuente en las mamás primerizas, en aquellas mayores de 35 años de edad y en quienes tienen obesidad, no llega a representar un riesgo para el embarazo bajo un buen control médico, sin embargo cuando no es controlada adecuadamente puede llevar a que se den alteraciones en el peso del feto, en su corazón y finalmente en el parto.
Si bien hablamos de una enfermedad que no se puede prevenir, sí es bastante tratable por medio de una dieta libre de azúcares, ejercicio y actividad física, así como con el debido autocontrol de la glicemia por parte de los pacientes. Solo en algunos casos, cuando no se hace un control adecuado, el tratamiento llega a incluir medicamentos o insulina.